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Jesús lava los pies a sus discípulos
Jesús nos enseñó que servir a los demás nos ayuda a crecer, a
desarrollarnos y a ser más felices. ¡Más fraternos, porque nos
tratamos como hermanos!
El lavado de los pies, en tiempos de Jesús, era un signo de servicio
y recibimiento para aquel que llegaba de visita a la casa de alguien.
Los caminos en la época de Jesús eran largos y polvorientos y lavar
los pies al visitante era una forma de atenderlo y aliviar su cansancio.
Jesús, estando reunido junto a sus discípulos en la última cena,
se levantó y se quitó su manto, tomando una toalla, echó agua
en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos.
Pedro inicialmente se negó, pero Jesús insistió y le dijo que si
no le lavara los pies no tendría parte con Él. Entonces Pedro
le respondió: “Señor, entonces lávame no sólo los pies, sino
también las manos y la cabeza”. Y Jesús les dijo: “¿Comprenden
lo que acabo de hacer con ustedes? Si yo, que soy el Señor y el
Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben hacer
lo mismo unos a otros”.
Evangelio de Juan 13, 3-15
Actividad Nº3: ¿Cómo demuestra tu familia una actitud fraterna
para recibir a quienes visitan tu casa? Escribe tu respuesta:
Unidad 3 91
La Iglesia es maestra de fraternidad