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Dialogar con Jesús
Orar como quiere Jesús
Manos a la obra
Actividad 1
Una característica que siempre debe tener la oración cristiana personal o comunitaria, es
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la perseverancia. Jesús enseñó esto a sus discípulos, animándolos a orar cada día. Lee
Unidad 2 atentamente lo que Jesús les dijo y luego responde:
«En una ciudad había un juez que no tenía miedo ni de
Dios ni de la gente. Allí también vivía una viuda, que
siempre lo buscaba y le decía: “Por favor, haga usted
todo lo posible para que se me haga justicia en la corte”.
Al principio, el juez no quería atender a la viuda. Pero
luego pensó: “Esta viuda molesta mucho. Aunque
no le tengo miedo a Dios, ni me importa la
gente, la voy a ayudar. Si no lo hago, nunca
dejará de molestarme”. Jesús agregó:
“Fíjense en lo que dijo ese mal juez.
¿Creen ustedes que Dios no defenderá
a las personas que él eligió, y que día
y noche le piden ayuda? ¿Creen que
tardará él en responderles? ¡Claro
que no, sino que les responderá de
inmediato!”». (Lc 18, 1-8)
• ¿Qué nos quiere decir Jesús con esta historia?
• ¿Qué significa la oración para un cristiano?
• Y para ti, ¿qué significa orar?
Actividad 2
El Catecismo de la Iglesia Católica con respecto a la oración nos enseña lo siguiente:
2721 La tradición cristiana contiene tres importantes expresiones de la vida de oración:
la oración vocal, la meditación y la oración contemplativa. Las tres tienen en común el
recogimiento del corazón.
2722 La oración vocal, fundada en la unión del cuerpo con el espíritu en la naturaleza
humana, asocia el cuerpo a la oración interior del corazón, a ejemplo de Cristo que ora a su
Padre y enseña el “Padrenuestro” a sus discípulos.
2723 La meditación es una búsqueda orante, que hace intervenir al pensamiento, la
imaginación, la emoción y el deseo. Tiene por objeto la apropiación creyente de la realidad
considerada, que es confrontada con la realidad de nuestra vida.
2724 La oración contemplativa es la expresión sencilla del misterio de la oración. Es una
mirada de fe, fijada en Jesús, una escucha de la Palabra de Dios, un silencioso amor. Realiza
la unión con la oración de Cristo en la medida en que nos hace participar de su misterio.