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el diálogo enTre ciencia y fe
Ciencia y fe, dos caras de una sola realidad
Profundicemos
A lo largo de la historia el hombre se ha sentido desafiado
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por la naturaleza, en su afán de relacionarse con ella y
lograr mejores condiciones de vida para la sociedad.
Unidad 4 Desde el pensamiento científico muchos son los aportes
al desarrollo de la humanidad y las mejoras en las
condiciones de vida de las personas y su entorno.
• Hay preguntas que se refieren a los hechos y sus
causas, que son respondidas por la ciencia y la técnica.
• El hombre también se hace preguntas sobre su
existencia y el sentido de la vida, las que son
respondidas por la religión y la filosofía.
Una mirada sobrevalorada de la ciencia puede influir en un
enfoque de la naturaleza y la persona humana solamente
material y materialista, excluyendo otros ámbitos como,
por ejemplo, la belleza y el bien. De igual manera, una
visión que exagera el punto de vista de la religión o la
espiritualidad puede caer en el desapego de lo cotidiano
y en una huida de los problemas concretos. Ambas
situaciones no contribuyen al desarrollo integral de la
persona. Por eso podemos decir que ciencia y fe son dos
caras de una misma moneda. No se trata de privilegiar una
sobre otra, sino de que se complementen en los terrenos
en los cuales cada una tiene su experticia. Y ambas al
servicio de la mayor humanización de la sociedad para
comprendernos a nosotros mismos, valorar el universo y
respetar la naturaleza.
Lee el Salmo 8, un himno judío en que el autor canta la altísima dignidad del ser humano.
Nunca tanto como hoy día, gracias al progreso de la ciencia, el universo manifiesta al
hombre la grandeza y hermosura de Dios. Pero hay que tener “ojos” para verlo.
¡Oh Señor, nuestro Dios, el ser humano para que cuides de él?
qué admirable es tu Nombre en toda la Lo hiciste apenas inferior a un dios,
Tierra! lo coronaste de gloria y esplendor,
Tu majestad se levanta por encima de los le diste poder sobre la obra de tus manos
cielos. tú lo has puesto todo bajo sus pies:
Hasta de la boca de niños y lactantes ovejas y bueyes por doquier,
levantas una fortaleza frente a tus y también los animales silvestres,
adversarios aves del cielo y peces del mar,
para hacer callar al enemigo y al rebelde. y cuantos surcan las sendas de los mares.
Al ver el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado, ¡Oh Señor, Dios nuestro,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes qué admirable es tu Nombre en toda la
de él, Tierra!