Page 24 - 7º BÁSICO
P. 24
El amor humano
Aquí está el Espíritu Santo
Interpelación
Los cristianos sabemos que el Espíritu Santo es el mismo Dios dando la existencia,
24
actuando en todo el Universo, especialmente en la vida humana. Pero, aun cuando está
Unidad 1 en toda persona, especialmente se hace evidente en la Iglesia, pues es Él quien nos hace
congregarnos en torno a Jesús Resucitado.
De diversas formas el Espíritu Santo está presente y actúa
en la Iglesia:
• En la Biblia, que Él ha inspirado.
• En la Tradición y en el Magisterio de la Iglesia, a los
cuales Él asiste.
• En la liturgia, donde pone en comunión a la Iglesia con
Cristo.
• En los Sacramentos de la Iglesia. Es Él quien da fuerza y
eficacia a los Sacramentos de Jesús.
• En los carismas, que son capacidades especiales
otorgadas a los cristianos para vivir como hijos de Dios y
hermanos de todos los hombres.
• En la oración, en la que Él intercede por los hombres y
mujeres.
• En la vida apostólica y misionera de la Iglesia.
• En el testimonio de los santos.
Si es tanto lo que el Espíritu suscita en personas no cristianas
como Liu Xiaobo, ¡cuánto más podrá hacer crecer en quienes
lo reconocen como el Amor entre el Padre y el Hijo!
Por eso, los obispos han dicho en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
y del Caribe:
“Es necesario formar a los discípulos en una
espiritualidad de la acción misionera, que se basa en
la docilidad al impulso del Espíritu, a su potencia de
vida que moviliza y transfigura todas las dimensiones
de la existencia. No es una experiencia que se limita a
los espacios privados de la devoción, sino que busca
penetrarlo todo con su fuego y su vida. El discípulo y
misionero, movido por el impulso y el ardor que proviene
del Espíritu, aprende a expresarlo en el trabajo, en el
diálogo, en el servicio, en la misión cotidiana. Así, la vida
en el Espíritu no nos cierra en una intimidad cómoda, sino
que nos convierte en personas generosas y creativas,
felices en el anuncio y el servicio misionero. Nos vuelve
comprometidos con los reclamos de la realidad y
capaces de encontrarle un profundo significado a todo lo
que nos toca hacer por la Iglesia y por el mundo.”
Aparecida Nº 284