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la madURez CRisTiana
El sacramento de la Confirmación
Lo que Dios nos dice
El don del Espíritu en la Iglesia
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Jesús prometió a sus discípulos que enviaría sobre ellos la
fuerza del Espíritu Santo. Esta promesa se cumplió el
Unidad 2 día de Pentecostés. Desde aquel día, los Apóstoles
comenzaron a predicar el Evangelio, bautizaban a quienes
se convertían y les imponían las manos. Muy pronto, a la
imposición de las manos se añadió otro signo: la unción
con el crisma. A continuación te explicamos el significado
de ambos signos.
La imposición de las manos
Es un gesto muy empleado en la Biblia. Significa
‘bendición, intercesión, transmisión de algún
poder o don’. Jesús imponía las manos al curar
a los enfermos y al bendecir a los niños o a los
discípulos. Después de Jesús, los Apóstoles
utilizaron también este signo. Hoy la Iglesia lo
utiliza en la celebración de los sacramentos
de la Confirmación, la Reconciliación, el Orden
Sacerdotal y en otros ritos. En la Confirmación, significa
que el confirmando recibe la plenitud del Espíritu Santo.
La unción con el crisma
Significa el don del Espíritu Santo que el confirmado
recibe para ser testigo y discípulo de Jesús con su vida
y comprometerse en la construcción del Reino de Dios.
Precisamente el nombre de cristiano significa ‘ungido’ y
tiene su origen en el nombre de Cristo, el ungido de Dios,
que los primeros cristianos utilizaban para significar la
divinidad de Jesús. El santo crisma (aceite mezclado con
bálsamo) es consagrado por el obispo en la misa llamada
“crismal”, que se celebra cada año el día Jueves Santo.
Crisma es uno de los aceites consagrados usados en la
Iglesia Católica tanto romana, como ortodoxa, y en las Iglesias
orientales en determinadas ceremonias. El término procede del
latín chrisma. El crisma, que es bendecido y consagrado por el
obispo, se utiliza para el sacramento del Bautismo.
Con este crisma son ungidos los nuevos bautizados. También
son signados en la frente los que reciben la Confirmación
para significar la donación del Espíritu. En la ordenación de
presbíteros y obispos se ungen las manos de los presbíteros y
la cabeza de los obispos. Está compuesto por aceite de oliva
(que representa la fortaleza), al que se añade una pequeña
cantidad de bálsamo (cuyo aroma representa el suave olor de
la vida cristiana).