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   departamento del sur del país atravesado por mil chi- vas.
Misak nativos, con sombre- ros de fieltro, ponchos y ta- parrabos de lana para los hombres, faldas sueltas para las mujeres, se sientan en los bancos que pueden aco- modar a unas cincuenta per- sonas.
saldrá cargada de otros ali- mentos, arroz o azúcar de caña de regiones cálidas, un colchón, un frigorífico o in- cluso un ternero.
Antes de estos vehículos, que aparecieron a principios del siglo XX y que también funcionan como autobuses escolares, "¡imagina cómo era transportar todo esto a caballo! », Recuerda Misael Velasco, de 65 años, des- cendiente de la reserva misak de Guambia, en las al- turas de Silvia.
Actualidad
mayoritariamente madera, 60%. ¡El resto es metal y mucho hardware! », Explica el Sr. Narváez.
"Con la pandemia, lamenta, el precio del hierro ha subido excesivamente y también la madera" debido a la defores- tación, que afecta a árboles como el chanul (humirias- trum procerum), achapo (ce- drelinga catenaeformis) o comino (aniba perutil), valo- rados por su resistencia.
Algunos culturistas optan por la fibra de carbono o incluso el plástico. “Deberíamos in- tentar, [...] innovar, porque la madera no durará para siem- pre”, admite fatalista.
Otro peligro amenaza a las chivas, también populares entre los turistas en las ex- cursiones y vendidas en mi- niatura como souvenirs.
Antes del COVID-19, algu- nos incluso vagaban por ciu- dades como Bogotá o Cali, convertidos en discotecas para bailar salsa, cumbia o reggaetón.
"Las chivas son parte del pa- trimonio", enfatiza Víctor Martín, director de la asocia- ción de transportes Asotra- mix.
Pero "los gobiernos recientes quieren eliminarlos [...] y acu- sarlos de contaminar cuando están mejor mantenidos que muchos autobuses", la- menta.
Colombia tiene tantas carre- teras en mal estado asfalta- das que estos hermosos y robustos monstruos, sin em- bargo, parecen tener muchos kilómetros por delante.
Fuente: Articulo traducido de prensa canadiense
El Directorio Comercial Latino de Montreal 5
Dos meses de trabajo
por los nativos americanos o los campesinos, flores, pája- ros, una iglesia, etc. y están pintados con los colores del arco iris de la bandera nativa o los colores amarillo-azul- rojo de la bandera colom- biana.
“La fabricación de una chiva requiere unos sesenta días de trabajo y el precio varía según lo que quiera el dueño” de 35 a 40 millones de pesos (8000 a 9500 euros) dependiendo de si se debe adornar o no con “deta- lles cromados”, explica Luis Narváez, de 45 años, cultu- rista en Popayán, capital del Cauca.
Bajo el cobertizo de su mo- desto taller se encuentran cuatro de ellos, de 10 m de largo por 3,5 de ancho, en di- ferentes etapas de construc- ción o renovación. No lejos del soldador ocupado con los guardabarros, un pintor aplica arabescos con una plantilla y luego dibuja dia- mantes con un pincel fino. Especies amenazadas
Otro sigue siendo un esque- leto, mostrando su techo de madera, capaz de soportar una carga de tres a cuatro toneladas. “Las chivas son
Mientras tanto, dos ayudan- tes amontonan en el techo enormes sacos de papas, plantas medicinales, racimos de plátanos, etc. se vende en los puestos del mercado de bambú o en las aceras alre- dedor del pasillo. La chiva
Además, “a pie nos lleva dos horas y media. (La chiva) tarda de 30 a 35 minutos por sólo 2.000 pesos (menos de
 Edición 936 - Del 29 de julio al 4 de agosto del 2021
50 cts de euro) "por pasajero, dijo a la AFP este" taita "(ex), que pre- fiere este transporte público re- presenta- tivo de su identidad.
Muchos presentan diseños queridos
  









































































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