Page 10 - Edicion 733 de El Directorio
P. 10
La cruzada del doctor Claro: “Cuéntame, Soy todo orejas”
Salud
rueda. Pero la excesiva tecnologización que te- nemos en la salud y eso de un poco esconder- nos del otro detrás de recetas, de órdenes de examen, hacen que se haya ido olvidando”.
De tan obvio, se ha de- jado de hacer. Absolutamente. Tengo un amigo que dice que por obvio se calla y por callado se olvida; eso se aplicaría aquí.
sólo que en vez de hacerla como enseña la escuela de medicina - nombre, edad, sexo, anteceden- tes médicos, que claramente es importante- incluyo también lo que el paciente ha contado. No es que uno haya leído entre líneas como Sherlock Holmes. Que si veo tu polera azul, digo: ah, puede serdelaU.Novaporahí.Eslo que tú me cuentas y es relevante: si vives o no con tus padres, si tu madre está sana o enferma, si eres negativo frente a esa enfer- medad... Lo que escribo no es sólo lo clínico, si tuviste un tirón al le-
Juan Carlos Claro cursó el único magíster que existe en Medicina Narrativa. Lo da la Universidad de Columbia y busca restituir a la medicina su foco más humano: escuchar al paciente y entender su historia, más allá de síntomas o exámenes. En esa tarea se recu- rre incluso a Tolstói y Chéjov.
Cada vez que entra un paciente nuevo a su consulta, la internista norteamericana Rita Charon cruza sus manos sobre el regazo y dice: “Hola, yo voy a ser tu médico. Quiero que me cuentes todo lo que encuentras importante de ti, para que tengamos la mejor rela- ción posible”. Luego se queda en silencio. Mirando a quien acaba de entrar.
El paciente empieza a hablar. Torpe al principio, más fluido des- pués. Pero con libertad. Él pone el guion, él decide los temas: desde el mal que lo aqueja hasta la fami- lia que lo rodea. La doctora Cha- ron sólo escucha. Muchos de esos pacientes le dirán después que nunca un médico les había pedido hablar. Otros terminarán llorando, emocionados por este sorpresivo empoderamiento, por sentir esta relación horizontal que nunca ha- bían sentido con otros terapeutas. La doctora Charon ni siquiera los interrumpe. Ella va contra lo que muestran distintos estudios: que los médicos se demoran apenas 13 segundos en interrumpir a sus pacientes.
Rita Charon, que también es doc- torada en literatura inglesa, vive
en Nueva York. Es la crea- dora de una disciplina que se llama medicina narrativa, que -tal como ella lo hace con los pacientes en su con- sulta- se centra en las per- sonas. En sus historias y no sólo en sus exámenes o sus síntomas específicos.
Convencida de las ventajas
de su enfoque más hu- mano, a mediados de los 90
armó un programa que se incluyó en la malla de medi-
cina de la Universidad de Columbia. En 2009 creó allí
el magíster de Medicina Narra- tiva, el único que hasta ahora existe.
Ese es el link. Porque Juan Carlos Claro, internista, 38 años, es el único médico chileno que lo ha hecho. Dice que escuchó por pri- mera vez a esta norteamericana en un taller en 2011. Sintió que algo inmenso le hizo click dentro.
Buscar la historia
Mientras se toma un café, Juan Carlos Claro busca la manera de explicar en simple la medicina na- rrativa: “Es un conjunto de herra- mientas que permiten incorporar mejor la historia del paciente que tienes en frente. Al incorporarlo de forma activa en tu contacto con él, puedes entenderlo mejor. Muchas veces la gente me dice: ¿pero eso no es lo que debe hacer siempre un médico: escuchar a quien tiene delante? Y en rigor sí, escuchar al otro no es descubrir la
vantar a tu madre enferma, sino quién eres y qué te modela. El tercer paso es volver al paciente. Se llama afiliación y esta- blece una rela- ción mé-
10 El Directorio Comercial Latino de Montreal
¿Cuáles son las herramientas que entrega la medicina narrativa? Sobre todo, una escucha activa. Rita Charon, como hizo un docto- rado en literatura inglesa, tiene muchos elementos de la teoría li- teraria. El elemento central de la medicina narrativa es lo que se llama close reading, algo así como una lectura cercana, atenta, de lo que el paciente cuenta. Saber leer esa historia. Es el primer paso. Y para una buena atención, para atender bien, debo vaciarme de mis prejuicios como médico. Si por ejemplo tengo prejuicios con la gente que usa relojes rojos, voy a estar todo el rato pegado en ese reloj y no te voy a escuchar. En- tonces debo estar vacío de mí y estar listo para recibirte a ti. En- trar en modo zen si quieres.
¿Y luego?
Luego viene la representación. Cuando recojo tu historia, la ab- sorbo y escribo la historia clínica:
dico-paciente más estrecha, más horizontal. Al absorber tu historia, yo me veo movido a la acción hacia ti.
Juan Carlos Claro estudió medi- cina en la UC. Siguió la especiali- zación de medicina interna. Luego se quedó como académico de la universidad en el hospital Sótero del Río, donde se mantiene hasta hoy. Recuerda que en 2011 su jefa lo mandó a Nueva York a un taller de medicina en evidencia, que era a lo que entonces se dedicaba: buscar y analizar la mejor eviden- cia disponible para tomar decisio- nes. En ese taller, una de las oradoras fue la doctora Rita Cha- ron.
“Ella nos dirigió en un grupo chico. Analizamos un caso. Era la historia de una anciana coreana en EE.UU. Sus hijos estaban preo- cupados por su pérdida de memo- ria. Nosotros discutíamos si valía la pena medir el nivel de una vita-
Edición 733 Del 24 al 30 de agosto del 2017