Page 11 - Edicion 728 El Directorio Latino
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Lo ganó todo entre 1975 y 1981, cuando se retiró, incluidos los Juegos Uni- versitarios, que casi nadie lo recoge porque fueron en casa y con jueces ru- manas.
Comaneci empezó en el
(Mary Lou Retton fue la primera, campeona olím- pica en Los Angelkes), montar su gimnasio parti- cular en un rancho de Texas y retirarse rodea- dos por la polémica gene- rada por uno de los médicos que trabajó con
con destino a Estados Unidos, a pie primero, luego en la cabina de un camión desde Hungría, siendo la amante ocasio- nal del camionero, y aca- bando por fin en un motel de Florida, en compañía de un compatriota que también abusó de ella a cambio de refrescos, pa- lomitas y la habitación en la que convivieron.
Por suerte, aquella vida de sumisa mujer asus- tada duró poco, y Nadia también fue adoptada en Estados Unidos como una deportista legendaria. No tuvo problemas para trabajar, en el deporte y como imagen de una firma de ropa deportiva y lencería. Y en el ambiente de la gimnasia conoció a Bart Conner, uno de los mejores gimnastas esta- dounidenses de todos los tiempos. Con Bart co- menzó como empresaria en su cadena de gimna- sios, en la venta de artí- culos deportivos y en su propia linea de ropa, ade- más de invertir en una re- vista de gimnasia.
Regresó a Rumania para presentar a su prometido, y también para casarse en 1996, en una de esas grandes fiestas en las que el país se paralizó. Afincada en Estados Uni- dos, con un hijo, Dylan, ostenta muchos cargos en el deporte rumano, del que es embajadora. Y, al
margen de sus negocios, también colabora en fun- daciones benéficas y es habitual comentarista de la televisión estadouni- dense. En el Comité Olímpico, en la Federa- ción Internacional de Gimnasia, en el mundo del deporte en general, Nadia Comaneci no es sólo una deportista, y de hecho ha recibido infini- dad de reconocimientos en la que se la ensalza como la mejor deportista femenina del siglo XX. Su vida, plena de avatares, ha dado ya para un docu- mental, y también para li- bros; incluso ella misma, ha escrito alguna obra al respecto.
De la niña que encandiló al mundo, que no sabía la proyección que tenía, que dibujaba en su cara la inocencia seria, ya no queda nada. Ahora Co- maneci es una mujer mo- derna estadounidense, que ha cambiado incluso sus rasgos por aquello de la moda de su país de adopción de presentarse siempre en cuerpos que luchan contra el tiempo, pero mantiene el imán en su personalidad, y en Es- paña, cuando ha dado clases de gimnasia en al- guna visita promocio- nada, ha arrebatado por su sencillez y cercanía. El carisma del mito, de la le- yenda, de la mejor.
ellos, y que está acu- sado de abusos sexua- les a alguna de las gimnastas.
En 1975 Nadia ya se confirmaba como la es- trella emergente de la gimnasia rumana al de- rrotar nada menos que a la soviética Ludmila Turischeva. Fue el cam- bio de ciclo, la gimnasia clásica contra la moder- nidad, aunque esa lucha se ha producido más veces en los cambios generacionales de este deporte, como se vería luego con las gimnastas libélula de finales de ochenta.
deporte de niña, y pronto fue reclutada con Bela y Marta Karolyi, los precur- sores de la nueva gimna- sia rumana, y que luego emigraron a Estados Uni- dos para formar a las es- trellas estadounidenses
Cuando Nadia se retiró en 1981, a los veinte años ya era una le- yenda en el deporte y un mito en Rumania, tanto que el régimen de Ceaucescu la utilizó en su provecho, incluso fue la novia de uno de los
hijos del dictador, o por lo menos se jugó con esa posibilidad en Rumanía. Pero a la niña no le gus- taba aquella vida, y en 1989 decidió escaparse de su cárcel de barrotes de oro. Atravesó Europa
Edición 728 Del 20 al 26 de julio del 2017
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