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Los hipopótamos de Pablo Escobar, la herencia de la que Colombia intenta deshacerse
America
tidad que se ha echado encima la carga de cuidar a los hipopóta- mos y ser la voz que responde a las quejas de pescadores y agentes de turismo que lamentan la presencia de los animales por- que, según ellos, limita sus labo- res.
país fuera de África en donde más de estas animales se en- cuentran, afirma Echeverry.
En 2009 cuando un grupo de sol- dados le disparó a Pepe, como llamaban al único macho de los cuatro hipopótamos comprados por Escobar, los ecologistas le pusieron los ojos encima al ma- nejo de estos animales y un juez prohibió su caza controlada. Desde entonces, la entidad que los cuida ha insistido en la nece- sidad de reubicarlos fuera o den- tro del país en zoológicos. “No tenemos un manual para mane- jarlos. Son muchos, están suel- tos, libres, pesan hasta tres toneladas y pueden alcanzar ve- locidades de hasta 30 kilómetros por hora”, repasa Echeverry. Tam- bién comen mucho, hasta 50 kilos de pasto al día, y sus pisadas ge- neran daño en los bosques, agrega el ex-
entidad para buscar soluciones. Ha estado atento al trámite de los permisos para poder legalizar la salida del país de los animales. “Esto es una problemática y no podemos quedarnos con los bra- zos cruzados”, dice Zuluaga.
El temor -dicen los expertos- es que ataquen a los pescadores que se atreven a asomarse por las aguas en donde se mueven los hipopótamos y que el despla- zamiento de otros animales ponga en riesgo la fauna nativa. Animales como la nutria, el chi- güiro y el manatí se han despla- zado, asegura Echeverry. “Los hipopótamos son muy fuertes. No tienen problemas de reproduc- ción, son tolerantes a la ham- bruna y a la sequía, a cualquier condición climática, en su hábitat natural estarían amenazados por grandes felinos, por cocodrilos, pero acá no son presa de nin- guna otra especie. Están libres y con todas las condiciones para reproducirse”.
Después de 25 años, uno de los caprichos de Escobar sigue siendo un problema para Colom- bia.
Las autoridades intentan reubicar a una comunidad de unos 50 ejemplares que conviven con los vecinos de un pequeño pueblo de pescadores
En el inventario de bienes que las autoridades hicieron después de la muerte de Pablo Escobar (1949-1993) faltó algo. Los cuatro hipopótamos que el líder del car- tel de Medellín ordenó llevar a su hacienda Nápoles sacaron sus cabezas del agua cuando la Di- rección nacional de estupefacien- tes ya había hecho la incautación. “Decomisaron todo lo de Escobar, se llevaron todos sus animales [ji- rafas, rinocerontes] menos esos. Una especie invasora, que entró de forma ilegal al país y que re- presenta un peligro para la biodi- versidad colombiana”, explica Carlos Mario Zuluaga, director de la Corporación Autónoma Regio- nal de las cuencas de los ríos Negro y Nare (Cornare).
Zuluaga intenta argumentar por qué desde hace un par de años esa autoridad ambiental pide a gritos que los ayuden a sacar a los hipopótamos de las cercanías del municipio antioqueño Doradal. Allí se han acomodado y reprodu- cido. Dicen que hay 50, pero po- drían ser más. Es difícil contarlos. “No son vacas, no podemos acer- carnos, son animales salvajes, que están en estado silvestre”, dice el director de Cornare, la en-
Este año esperan reubicar al menos a seis de estos mamífe- ros en zoológicos de la región.
Todavía están en trámites y pre- fieren no decir a qué países irían, pero insisten en que es necesario trasladar la mayor cantidad posi- ble. “Son un riesgo para la pobla- ción ribereña. No podemos esperar a que ocurra una trage- dia”, reitera Zuluaga, que re- cuerda que los primeros de estos mamíferos originarios de África llegaron a Antioquia desde Esta- dos Unidos por orden de Escobar.
Cornare dice que aunque la res- ponsabilidad de los hipopótamos es de la oficina de estupefacien- tes por ser animales que eran parte de los bienes del narcotrá- fico, fue necesaria una sentencia del Consejo de Estado para que el organismo estatal ofreciera en 2013 dinero para adelantar algu- nos procesos de esterilización y garantizarle el sostenimiento de los animales. Los 500 millones de pesos (unos 170.000 dólares) que dieron han servido para este- rilizar a cinco hipopótamos y con- tratar biólogos para que permanentemente los supervisen.
David Echeverry, biólogo de Cor- nare, lleva varios años detrás de los mamíferos. En Colombia no había estudios sobre cómo mane- jar a estos animales y por eso, él junto a investigadores de varias universidades han empezado a documentar su comportamiento y los efectos de su permanencia en estado silvestre. Colombia es el
perto.
En septiem- bre de 2017, un hipopó- tamo se paseó por las calles de Do- radal. La gente del pue- blo grabó con sus teléfonos y entre chis- tes decían que era la “mascota” del lugar. Las au- toridades vol- vieron a decir que se debían reubicar y no seguir expo- niendo a la población. El Ministerio de Ambiente se ha unido a la
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Edición 758 Del 16 al 22 de febrero del 2018
El Directorio Comercial Latino de Montreal 13


































































































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