Page 9 - Edición 857 El Directorio
P. 9

yendo al bajo rendimiento de América Latina. Tienen oríge- nes económicos, pero también reflejan crisis y transiciones políticas complejas en varios países.
En ninguna parte son estos desafíos políticos más eviden- tes que en Venezuela, que, a pesar de tener las mayores re- servas probadas de petróleo del mundo, está en caída libre económica. Desde 2014, el PIB de Venezuela se ha con- traído en más del 60%, una de las contracciones económicas más pronunciadas de la histo- ria para un país que no está en guerra.
Las recientes sanciones inter- nacionales han exacerbado las dificultades económicas de Ve- nezuela. Pero los problemas comenzaron hace mucho tiempo y han sido alimentados por la fuerte polarización polí- tica y las políticas económicas catastróficas del presidente Ni- colás Maduro, el sucesor ele- gido por Hugo Chávez.
Excluyendo a Venezuela, el crecimiento promedio del PIB de América Latina aumenta, pero solo al 1% por año, aún peor que la última década per- dida de la región. Esto refleja en parte el hecho de que la economía más grande de la región, Brasil, experimentó su recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial en 2015-2016, y se ha estado re- cuperando muy lentamente. En México, la segunda econo- mía más grande de América Latina, el presidente Andrés Manuel López Obrador (am- pliamente conocido como AMLO) se comprometió, al asumir el cargo en diciembre de 2018, a lograr un creci- miento anual del PIB del 4%. En cambio, la economía se ha estancado e incluso cayó en recesión en la primera mitad
de 2019. Las preocupaciones sobre la gestión económica de AMLO han contribuido a este resultado.
En otros lugares, Argentina ha tenido problemas con los de- sequilibrios macroeconómicos internos, además de las turbu- lencias financieras mundiales y, más recientemente, las preocupaciones sobre el re- greso de un gobierno pero- nista. La agitación política en Ecuador, y más recientemente en Bolivia y Chile, también ha socavado el desempeño eco- nómico. Pero los problemas económicos de América Latina comenzaron mucho antes de la ola actual de inestabilidad económica y política. América Latina logró un crecimiento más rápido, una tasa anual promedio de 5.5%, en los 30 años que precedieron a la dé- cada perdida de la década de 1980, cuando la industrializa- ción dirigida por el estado es- taba a la orden del día, que en los 30 años que la siguieron.
La ortodoxia económica que se apoderó hace tres décadas se burló del enfoque dirigido por el estado e instó a los paí- ses latinoamericanos a em- prender reformas de mercado que, hasta ahora, no han cum- plido su promesa. Por el con- trario, el desmantelamiento de sus políticas industriales por parte de los países, junto
con las repercusiones de la crisis de la deuda, los efec- tos de la «enfermedad ho- landesa» del súper ciclo de los precios de los productos básicos después de 2003 y
la creciente competencia de China, condujeron a una de- sindustrialización prematura.
Específicamente, la partici- pación del sector manufactu- rero en el PIB ha disminuido de manera bastante cons- tante desde la década de
1980, hasta el punto de que los niveles actuales son simila- res a los de la década de 1950. Si bien alejarse de la manufactura es un resultado natural del desarrollo econó- mico, comenzó en América La- tina con niveles de ingresos mucho más bajos que en los países desarrollados, lo que hace que sea mucho más difí- cil para la región escapar de la «trampa de ingresos medios».
La demanda de exportaciones de productos básicos de Amé- rica Latina ha crecido en la úl- tima década, sigue siendo insuficiente para compensar las pérdidas de fabricación. Socavando aún más las pers- pectivas de América Latina son sus bajos niveles de inver- sión en investigación y desa- rrollo: alrededor del 0,7% del PIB, en promedio. Eso es aproximadamente un tercio de lo que gastan China (2,1%) y los países de la OCDE (2,6%).
En América Latina, solo Brasil invierte más del 1% del PIB en I + D. Durante la Cuarta Revo- lución Industrial, ninguna eco- nomía puede competir, y mucho menos pasar del es- tado de ingresos medios a altos, sin una fuerte capacidad de innovación.La media dé- cada perdida en América La- tina ha tenido graves
consecuencias sociales. De 2002 a 2014, la pobreza dismi- nuyó rápidamente en la región y la desigualdad, que había aumentado durante los años ochenta y noventa, estaba en una tendencia descendente. Desde entonces, el progreso en la desigualdad se ha estan- cado (la distribución del in- greso se ha mantenido relativamente constante desde 2010-2011) y la pobreza ha aumentado.
A medida que América Latina ingresa a la década de 2020, debe tomar medidas para ga- rantizar que no se pierdan los próximos cinco años. Sí, el contexto internacional hará la diferencia. Pero los gobiernos de la región tienen a su al- cance mejorar significativa- mente el desempeño económico. Pueden fomentar la reindustrialización (incluso mediante la búsqueda de una mayor integración económica regional, apoyando así el co- mercio intrarregional de bienes manufacturados) e invertir en ciencia y tecnología. Junto con políticas sociales activas, tales medidas para mejorar el creci- miento pueden permitir a Amé- rica Latina recuperar su posición económica y sentar las bases para un futuro mejor para su gente.
Mundo
   Edición 857 - Del 9 al 15 de enero del 2020
El Directorio Comercial Latino de Montreal 9
  
















































































   7   8   9   10   11