Page 7 - Edicion 730 El Directorio Latino
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Lic. Leticia Moguel Díaz¿CONSUMIR PARA EXISTIR?
Lecciones de vida
-Hoy hay barata en “El Más Barato”- ¡vamos!
-Yo no necesito algo.
tanto necesitamos lo que vamos a com- prar... la respuesta nos dirá si es mode- rada o inmoderada nuestra tendencia a adquirir tal o cual cosa o servicio.
dad de vida, y que además, ¡al comprar se produce una mayor igualdad social porque son muchos los que pueden ob- tener una gran cantidad de productos
El consumir atiende más el deseo que la necesidad. Es así que, al tener más di- nero, se pueden comprar más produc- tos, y productos más caros. Productos que muy poca gente puede obtener, ex- plicando así, el sistema de clases. Y si al- guien quiere “distinguirse” en cuanto a su nivel económico, deberá vestir ropa cara, auto caro, todo caro, de manera de no confundirse con quienes no tie- nen posibilidad de comprar esos pro- ductos. Al final, no es la persona la que importa, sino lo que lleva puesto.
Este fenómeno, no nada más se ob- serva en los niveles económicos altos, en cualquiera otro, siempre habrá al- guien que quiera ser o parecer más o mejor que “los otros”, aunque sean so- cial y económicamente parecidos, que- rrán “verse mejor” a través de los productos que consumen. La mayoría de los seres humanos, tiene la torpe idea de competir y ganar. ¿Y para qué... ?
Esta debilidad humana la conocen bien las empresas y las marcas, es por eso que ofrecen sus artículos “exclusivos”, sólo para quienes los pueden comprar, y así cualquiera quiere ser el más exclu- sivo.
¿Será que el consumidor pierde su identidad al seguir las pautas que le marcan, y con ello deja de ser persona para convertirse sólo en objeto de con- sumo?...
Como el consumo forma parte de la cul- tura, quienes usan ciertas marcas, se identificarán con personas que también las usen. Así se crean nuevas culturas alrededor del tipo de ropa o música que escuche
Y como muchas personas quieren “ser algo más”, nacen también las aspiracio- nes de obtener un producto nuevo y mejor. Al existir la posibilidad, también existe el deseo de obtener algo, así como el reconocimiento de un grupo social determinado.
Todo esto nos ha convertido en una so- ciedad consumista, materialista y tre- mendamente competitiva. En síntesis, es mejor tener muchas cosas que sola- mente las necesarias. letuch05@hot- mail.com
que contribuirán a hacer sus vidas mucho mejores y más felices! La re- alidad es que esta sociedad de con- sumo distingue a las personas entre sí, marcando aún más las enormes di- ferencias entre las clases sociales.
¿Será realmente que el consumir me- jora la calidad de vida, contribuye a la felicidad y ayuda a las sociedades a desarrollarse?... Esa es la gran men- tira a la que los fabricantes recurren para quedarse con nuestro dinero a cambio de cosas, casi siempre inne- cesarias y muchas veces, inútiles.
¿Alguien se ha puesto a pensar en las personas que, teniendo acceso a una televisión, son testigos del enorme de- rroche económico que hacen los go- biernos?... ¿De las cantidades obscenas que “ganan” algunos artistas y depor- tistas, cuando ellos apenas tienen lo mí- nimo para vivir, si es que lo tienen?
En la actualidad, se consume, sobre todo, aquello que satisface los deseos de quienes pueden pagar; a diferencia de lo que antiguamente se compraba: principalmente comida y ropa.
El corrupto sistema económico actual, crea necesidades artificiales, mediante tramposos mensajes publicitarios, entre otras técnicas, convenciendo y atrapando personas en el círculo vicioso del consumismo, del que, casi nadie quiere o puede escapar.
Quienes han caído en las telarañas del consumismo, son bombardeados dia- riamente, a cada momento por mensa- jes de productos, ofertas y posibilidades de compra difíciles de ignorar. ¿Quiénes son estas víctimas?... Cualquiera que sea deslumbrado por la moda, lo nove- doso, lo exclusivo, lo emocionante. Cualquiera que crea que obtener “eso” lo hará feliz, envidiado, deseado por el sexo opuesto, etc., aunque después de algunos días, el objeto comprado acabe en un cajón o en el basurero.
-Yo tampoco, pero... todo está de re- baja.
-Y...?
-¡No pensarás desaprovechar las ofer- tas!
El actual sistema económico, está lle- vando a la gente a consumir todo tipo de productos y servicios: desde lo esen- cial como son los alimentos y prendas de vestir, hasta lo más rebuscado e inú- til de la tecnología.
Todos tenemos necesidad de consumir, pero no todos consumimos lo mismo. Cuando consumimos lo necesario, po- demos hablar de consumo; pero cuando consumimos lo que no necesi- tamos, entonces, ya no es consumo, sino consumismo.
Según la Real Academia Española (RAE), consumismo es “la tendencia in- moderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.”
La sociedad actual basa su bienestar, no nada más en la posesión, sino hasta en la acumulación de toda clase de obje- tos, sirvan o no sirvan para algo. Si “tie- nes” eres feliz, si “no tienes”, no eres feliz, y los medios de comunicación se encargan, y lo hacen muy bien, de con- vencernos de que así sea.
Entonces, si consumismo es “la tenden- cia inmoderada a adquirir, gastar o con- sumir bienes, no siempre necesarios”, ¿cómo podemos saber si nuestra “ten- dencia” a comprar es inmoderada?... simplemente preguntándonos qué
Podríamos decir que todo lo que con- sumimos sin que sea necesario es un exceso puesto que excede las necesida- des básicas para la vida.
Es cierto que no nos conformamos con lo mínimo, si podemos, compramos más que eso, y es valedero, pero tam- bién en el exceso, debe haber límites. ¿Quién los pone?... el buen juicio indi- vidual.
Por ejemplo: solamente tenemos un par de pies, pero no por eso nos confor- mamos con tener un par de zapatos, aunque, realmente, no necesitamos más. ¿Cuántos pares de zapatos sería moderado tener?... ¿Cuántos trajes, ca- misas, vestidos, abrigos...?... ¿Los que tu economía te permita tener?... ¿Los que tu tipo de vida te exija?...
Antes de comprar cualquier cosa, sin analizarlo, ya nos hemos auto-conven- cido o ya nos han convencido de que necesitamos el producto en cuestión para vivir mejor o para darnos, al menos, un rato de felicidad. Es así como los seres humanos convertimos “las compras” en una de las más importan- tes actividades de nuestra vida.
Los grandes grupos comerciales nos han hecho creer que consumir es re- flejo de nuestro “alto nivel económico” al que hemos llegado, y que nos per- mite “darnos esos lujos”. Actúan sobre nuestro ego consiguiendo, así, un gran éxito al llevarnos a las tiendas.
También le hacen creer a los comprado- res, que al consumir tal o cual producto, están contribuyendo a mejorar la cali-
dan, o no les interesa, que en esta y en todas las sociedades del mundo, también hay millones de seres huma- nos que no pueden comprar ni lo más elemental que es la comida, ya que, en esta sociedad de consumo, moderna y desarrollada que tanto defienden, el principal requisito es tener dinero.
Edición 730 Del 4 al 10 de agosto del 2017
El Directorio Comercial Latino de Montreal 7
Los defensores del consumismo olvi-


































































































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