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Finanzas
"Nada para comer": en Perú, la segunda ola de COVID-19 agudiza el hambre
      (Lima) “La gente no tiene nada para comer. Hay niños ham- brientos ”, dijo a la AFP Fortu- nata Palomino, quien prepara comida para 45 familias en un barrio pobre de Lima. En Perú, la segunda ola de la epidemia de COVID-19 está empujando a las personas hacia la po- breza.
"Estamos en una crisis alimen- taria, aunque el gobierno no quiera declararlo", agrega el voluntario de 56 años, organi- zador de un "comedor de be- neficencia" que brinda 170 comidas diarias a los habitan- tes de la barriada de Villa.
Torre Blanca, en Carabayllo, un barrio de la periferia norte de Lima.
Allí, como en otros barrios po- bres de la capital, muchos ha- bitantes solo comen gracias a este tipo de iniciativas, mien- tras que diez comarcas del país de 33 millones de habitan- tes han sido sometidas desde el domingo y al menos durante dos semanas a un nuevo en- cierro debido a una segunda ola epidémica que se ha ido agrandando desde diciembre.
"Esto es ayuda de emergencia, porque la gente ya agotó sus
ahorros" durante el primer en- cierro, dijo Fortunata Palomino, quien anteriormente trabajaba como vendedora ambulante en un país donde el 70% de los trabajos son informales.
Las restricciones duraron más de 100 días entre marzo y junio de 2020, empobreciendo a muchos peruanos y llevando a muchas empresas a la quie- bra. Durante el año, el PIB del país cayó un 12,5 por ciento y cinco millones de personas ca- yeron en la pobreza, lo que elevó el total de pobres a un tercio de la población.
“Mi esposo trabaja, pero yo no, y el comedor de beneficencia es la única ayuda que recibi- mos. Lo necesitamos porque, como ves, es una zona muy pobre ”, dijo Patricia de la Cruz, de 37 años. La madre de seis hijos se ganaba la vida conduciendo un mototaxi, pero tuvo que detenerse "por temor a infectarse".
Con más de 1.1 millones de casos reportados de COVID- 19, incluidas más de 41,000 muertes, Perú tiene una de las mortalidades más altas del mundo (125 muertes por 100,000 habitantes).
“Llega un momento de encierro en el que ya no hay trabajo, no sabemos dónde encontrar di- nero”, dijo Flor Mautino, de 30 años, quien viene todos los días a llevar algo de comida para su familia.
Residentes que pueden pagar un sol (22 céntimos de euro) por comida. Quienes ni si- quiera tienen esa cantidad se van con una comida gratis.
No hay cifras oficiales sobre la cantidad de peruanos que utili- zan comedores sociales, la mayoría de los cuales son pro- vistos por donaciones priva- das, pero Fortunata Palomino estima que alrededor de 130.000 familias se están be- neficiando en la capital.
En cualquier caso, el gobierno y la Iglesia católica se han comprometido a apoyar estas iniciativas ante una fuerte de- manda.
Fuente: Articulo traducido de la prensa canadiense
10 El Directorio Comercial Latino de Montreal
  Edición 911 - Del 4 al 10 de febrero del 2021

















































































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