Page 11 - Edición 789 El DIrectorio
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Beers, la intención de su fi- lial Lightbox es venderlos sueltos o ya engastados en joyas muy asequibles a personas que nunca han podido permitirse un capri- cho semejante. Para Gavri- lenko, la estrategia del conglomerado empresarial con sede en Sudáfrica tiene otro objetivo añadido: "En vez de un disparo en el pie, como podría parecer, es una jugada maestra para diferenciar los dos productos. Para ellos este nuevo negocio va a repre- sentar un porcentaje muy pequeño, de risa compa- rado con el delnatural. Si ellos, con todo su poderío de marketing y producción, venden el producto a 800 dólares el quilate, ¿cómo van a colocarlo otras em- presas por 8.000?".
que, dentro de unos años, el sintético valga lo mismo que la circonita, la imitación más extendida del dia- mante", afirma Egor. "Y el natural, como es un pro- ducto escaso y finito, se- guirá su tren de precios de siempre. Es algo que ya sucedió con rubíes, zafiros y esmeraldas, que cuentan con sus análogos sintéti- cos". ¿La maniobra defini- tiva para acabar con la competencia? No está tan claro. Detrás de las guerras de Sierra Leona, Angola, Liberia, Costa de Marfil, Guinea o Zimbabue se en- cuentran, tan brillantes y perfectos, los diamantes. Detrás de los niños sol- dado, las condiciones de semiesclavitud, las mutila- ciones y violaciones, han participado empresas, go- biernos corruptos y grupos rebeldes que cambiaban di- rectamente gemas en bruto por armas. "El horror, el ho- rror..." que diría Marlow en El corazón de las tinieblas. Tras la entrada en vigor del Proceso de Kimberley, fir- mado por 49 países bajo el amparo de Naciones Uni- das y la ONG Global Wit- ness, menos del 1% de los diamantes que llegan al consumidor final pueden clasificarse como de san- gre. Pero la realidad es terca y la codicia, ilimitada. ¿Existen los suficientes controles para que la com- praventa no se produzca en terceros países y, tras pasar por los talleres de ta- llado de India, llegue a la bolsa de Amberes con el certificado correspon- diente? La propia Global Witness se retiró del tra- tado en 2012, acusando de complicidad a las empresas
en el lavado de gemas y su uso para financiar regíme- nes autoritarios como el de Botsuana, el país con ma- yores depósitos. Y aquí, en este avispero moral y eco- nómico, es donde entran en juego otras compañías como Diamond Foundry, una empresa incubada en Silicon Valley que pretende plantar cara a gigantes como DeBeers apostando por el origen limpio del dia- mante sintético. Y lo hace en un doble sentido: provie- nen del laboratorio y en su cultivo, a través de una tec- nología patentada de reac- tor de plasma, como una gigantesca impresora 3D, que superpone capa a capa los átomos de car- bono partiendo de una lá- mina de diamante o semilla. Y sólo se utilizan energías renovables. Como el Jordan Belfort que inter- pretó en El lobo de Wall Street, Leonardo DiCaprio también tiene ojo para los negocios, siempre con coartada sostenible. De ahí sus inversiones en empre- sas de moda ecológica, carne sintética... y diaman- tes de laboratorio. Él es uno de los principales ac- cionistas de una compañía que confirma, en palabras de su CEO Martin Roschei- sen, el crecimiento de la demanda en el último año: "Nuestra producción y ven- tas casi se han doblado en cada cuatrimestre". La competencia es feroz y Roscheisen, no se anda por las ramas. "DeBeers está posicionando Lightbox para competir en el seg- mento de mercado de menor valor, ya que las pie- dras pequeñas son más fá- ciles de crear. Están
tratando de distinguirlas de sus diamantes naturales para no molestar a sus pro- veedores actuales. Es cuestión de tiempo que el diamante procedente de la minería quede obsoleto". Otras compañías como Swarovski apuestan por la coexistencia del natural y el sintético, con líneas bien di- ferenciadas pero bajo la misma marca. Entrevistas imaginarias aparte, Pené- lope Cruz fue la encargada de diseñar una colección para Atelier Swarovski "de lujo consciente" que le per- mitió crear "productos que generan un impacto posi- tivo", como afirmaba en la nota de prensa de su lan- zamiento el pasado julio. Se trata de una carrera de fondo de incierto resultado, en la que se busca aumen- tar el tamaño de las gemas y abaratar el proceso, y en la que también asoma en el horizonte su uso en los pro- cesadores de los ordena- dores como sustituto del silicio. Mientras empresas chinas se lanzan a compe- tir con precios irrisorios (50 dólares el quilate en bruto), el sector contiene la respi- ración.Porque lo que de verdad está en juego es el aura casi mágica que rodea a una piedra antaño sólo al alcance de la realeza y la alta burguesía. Anillos, co- llares y pendientes de dia- mantes seguirán brillando igual en la alfombra roja y en las fiestas de la jet set. Pero siempre quedará la duda: ¿es natural o sinté- tico?
ES ALGO QUE LLEVA HA- CIÉNDOSE DESDE 1954, PERO SU USO HA SIDO SOBRE TODO INDUS- TRIAL, YA QUE EL POLVO DE DIAMANTE ES UN PERFECTO ABRASIVO Egor Gavrilenko, gemólo- goo
También es llamativo el hecho de que utilicen el mismo precio por quilate para piedras pequeñas y grandes. Tampoco gradúan la calidad de los diamantes sintéticos. Se trata de una estrategia muy diferente a la que siguen con el dia- mante natural, donde los precios por quilate van en aumento exponencial para gemas más grandes y lim- pias.Asociando el sintético a la bisutería, pretenden hundir los precios para dejar intacto el nicho de lujo del natural. "Se puede imaginar muy fácilmente
Edición 789 Del 20 al 26 de septiembre del 2018
El Directorio Comercial Latino de Montreal 11
Reportaje