Page 5 - Edicion 813 El Directorio
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 Dice que él mantenía a las dos mitades separadas y que su es- posa, a pesar de sus declaracio- nes públicas en sentido contrario, ignoraba los crímenes de Estado Islámico.
“La mantuve en una concha pro- tectora. No le di ninguna infor- mación sobre lo que sucedía afuera. Los problemas que en- frentaba, los peligros”, explica.
lia. Y eso era cierto. Al principio me cuidaron a mí y a mi familia, pero las cosas cambiaron des- pués”, explicó.
Su sueño de califato se deshizo rápidamente.
Para Riedijk, era un mundo de cadáveres decapitados, encar- celamiento y tortura.
Cuando le pregunté si sabía de los yazidíes, la secta religiosa cuyos miembros EI esclavizó y mató, me dijo: “Me enteré de que un holandés tenía un es- clavo”.
“Eso es lo más cerca que haya a un esclavo. Escuché que tenía unos 40 años”, recuerda.
Begum dijo que había visto una cabeza humana en un contene- dor; su esposo explicó que es- taba en una bolsa encima de una pila de prisioneros muertos de EI que llevaban uniformes militares.
Y asistió a la lapidación de una mujer acusada de “fornicación”.
“En realidad nunca fui testigo de una decapitación”, rectifica.
“De hecho, he sido testigo de una lapidación solo una vez. Y vi cuerpos de personas que fueron ejecutadas, pero no la ejecución en sí”.
res) le dijeron a los tipos que lanzaban piedras ‘Dejen de lan- zarlas'”.
“No está permitido tirar piedras después de que alguien se le- vanta y huye. Así que dejamos de lanzarle piedras y ella es- capó. Después de eso, la deja- ron tranquila”.
“Cometí un gran error”
Begum afirmó que su esposo “no era realmente un comba- tiente”, sino que fue a luchar por EI en Kobane y resultó herido.
Volvió a los combates en Alepo.
Él reflexiona sobre lo vivido: “Cometí un gran error. He tirado años de mi vida. No fue mi vida. Por suerte, no lastimé directa- mente a otras personas. Pero me uní y apoyé a un grupo así. Es algo que no es aceptable”.
Aseguró que apenas había usado su arma.
Ahora dice que quiere regresar a Holanda con su esposa. El hijo de ambos, que Begum que- ría que creciera en Reino Unido, murió en el campamento sirio de internamiento de mujeres donde ella se encuentra, no muy lejos de su esposo encarcelado.
El pequeño, que no tenía ni un mes de vida, murió de una neu- monía, según el certificado mé- dico.
Los funcionarios kurdos dicen que no hay planes para que la
Reportaje
“Me encantaría volver a mi pro- pio país, y ahora comprendo los privilegios con los que viví. El privilegio de vivir allí como ciu- dadano”, piensa.
“Y, por supuesto, entiendo que muchas personas tienen un pro- blema con lo que hice y lo en- tiendo totalmente”, añade.
“Tengo que asumir la responsa- bilidad por lo que hice, cumplir mi sentencia. Pero espero poder volver a una vida normal y for- mar una familia”, continúa.
Por ahora, Begum y Riedijk no tienen ni su pasaporte ni el con- trol de su propio destino.
Renunciaron a ambos cuando se unieron a Estado Islámico y es poco probable que vean el regreso de alguno de ellos en el corto plazo.
A Begum, el gobierno británico le retiró su ciudadanía británica.
La misma medida la tomó contra otras dos mujeres de Londres que se unieron a la organización radical y que se encuentran con sus hijos en campamentos de refugiados en Siria, junto a miles de familias que huyeron de los territorios que estuvieron bajo control de los yihadistas, in- formó el periódico británico Sun- day Times.
“Intentando que no fuéramos asesinados por los servicios se- cretos”, añade.
Sueños de un califato
Cuando conocí a Shamima Begum dijo que se había unido a Estado Islámico en busca de la vida familiar que se acercara a la perfección.
“Mi familia no me iba a ayudar a casarme en Reino Unido y la forma en que mostraban la vida familiar en Estado Islámico fue muy agradable”, dice.
“La mostraban como la vida fa- miliar perfecta, decían que te cuidarían y cuidarían de tu fami-
“En realidad, ella no fue lapi- dada hasta morir”, corrige. “Se paró y corrió, y después de eso
pareja se reúna.
 El dilema de los “combatientes extranjeros”: ¿cómo tratan los países europeos a sus ciudada- nos con vínculos con Estado Is- lámico?
“Ella estaba sentada en la casa mientras yo trataba de salir ade- lante. Alimentándola, alimentán- dome a mí mismo. Intentando mantenernos fuera de proble- mas”, continúa.
  Edición 813 Del 7 al 14 de marzo del 2019
El Directorio Comercial Latino de Montreal 5
ellos (sus líde-
  

























































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