Page 67 - cuentos ebook 6to grado
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Cuenta la leyenda que cada que te vas a dormir un ser se queda mirándote abajo
de tu cama, o eso me decían mis primas. Me contaban que nadie conoció nunca
al monstruo, y nadie se atrevió a mirar debajo de su cama, y si querían llamaban
a alguien para qué lo hiciera. Después de que me contaron eso siempre llamaba
a mis padres para que vean si había algo; mis padres me decían que estaba muy
desordenado, lo único que veían debajo de mi cama eran mis muñecas y mi
ropa.
Eran las diez de la noche, tenía ya una hora en mi cama y aun no podía conciliar
el sueño, recordaba la historia que me contaban mis primas cada que iba a su
casa, en serio quería sacarla de mi cabeza, además, tenía miedo de ver debajo
de mi cama, ¿que, si en serio había algo allí?, no sabía qué hacer. Por muchas
semanas no podía dormir, bueno si dormía, pero mi mamá estaba al costado mio
hasta que lo hacía, ella siempre me da confianza, pero la veía cansada y le dije
que ya no tenía miedo, claro que eso era mentira.
Cuando me levantaba siempre tenía unas enormes ojeras. Bajaba a desayunar,
muchas veces me olvide de las tareas solo por pensar en qué podría llegar a
haber debajo de mi cama.
Me gustaba ir a la escuela porque cada que iba podía ponerme a jugar con otros
niños del valle en el viejo puente para cruzar el arroyo. En mi escuela había
muchos niños y pocos salones, lo que hacíamos era turnarnos los salones por
clase.En ciencia mi clase se sentaba bajo un viejo árbol, pues nos daba una
sombra grande para cubrirnos a todos.
Un dia normal estaba en la escuela, y me puse a pensar algo que me pudo haber
cambiado la vida, ¿si nadie vio al monstruo, como saben que es malo?Pensé
que podría hablar con él sin verlo y así ver si es bueno o malo. Ese día al llegar
a casa traté de convencer a lo que estaba debajo de mi cama que soy confiable
para que hable conmigo. Después de tiempo hablando por fin escuche algo, al
principio tenía miedo, pues era de noche, pero no quise llamar a mi mama, pues
ella trabaja mucho y ese día llego a casa cansada. Lo único que hice es respirar,
mirar al techo y seguir hablando. De pronto escuche unas pisadas, pero lo raro