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Después de varios días de camino,
llegó a Egipto y se juntó con su hermano
Aarón. Entonces Moisés y Aarón fueron a
ver al Faraón. Le dijeron:
Moisés: Yahvé, el Dios de Israel dice:
“Deja ir a mi pueblo por tres días, para
que me adoren en el desierto”.
Faraón: Yo no creo en Yahvé. No voy a dejar salir a Israel.

Narrador: El Faraón se enojó mucho, porque creyó que el pueblo
quería sacar tiempo del trabajo para adorar a Yahvé. Por eso, los
obligó a trabajar más duro. Moisés y Aarón fueron a ver al Faraón
nuevamente. Esta vez hicieron un signo milagroso. Aarón echó al suelo
su palo, y éste se convirtió en una serpiente grande. Los sabios del
Faraón también echaron al suelo sus palos, y aparecieron serpientes.
Sin embargo, la serpiente de Aarón devoró a la de los sabios. Todavía
el Faraón no quiso dejar ir a los israelitas. Antes esta terquedad, Yahvé
envió diez plagas sobre los egipcios, que sufrieron cosas horribles
como el agua del Jordán convertida en sangre, además de plagas
de moscas, ranas, piojos, langostas, muerte de animales, granizo, A,B,C
llagas en la piel, oscuridad total. La última fue la decisiva: Dios le dijo Primogénito
a su pueblo que rociara la sangre de un cordero en los postes de sus Se aplica al hijo
puertas. Entonces el ángel de Dios pasó sobre Egipto. Cuando el ángel
veía la sangre, no mataba a nadie en aquella casa. Pero cuando no veía o la hija que
la sangre, mataba al primer hijo nacido, de hombre y de animal. En una nace primero.
sola noche murieron todos los primogénitos de los egipcios. Ante este
hecho, el Faraón no pudo más y mandó a llamar a Moisés.
Faraón: No quiero saber más de ustedes ni de tu Dios. Vete pronto
de Egipto con todo tu pueblo.

Narrador: Aquella misma noche empezaron a marcharse los
israelitas de Egipto. Antes de salir, pidieron ropa y cosas hechas de oro
y plata a los egipcios. Los egipcios tenían mucho miedo, por la última
plaga que les vino. Así que les dieron todo lo que pidieron. Unos días
después los israelitas llegaron al mar Rojo. Allí descansaron. Mientras
tanto, el Faraón se arrepintió de haber dejado ir a los israelitas.
Reorganizando a su ejército, le dijo:
Faraón: Vayamos pronto a traerlos de regreso.
Narrador: Enseguida preparó su carro de guerra. Persiguieron a los
israelitas con 600 carros especiales. Cuando los israelitas vieron venir
al Faraón y su ejército, se asustaron muchísimo. No tenían ninguna
manera de huir. Tenían el mar Rojo a un lado, y los egipcios venían de
la otra dirección. Yahvé dijo a Moisés:
Dios: Extiende tu palo sobre el mar Rojo.
Narrador: Cuando Moisés hizo esto, Yahvé hizo que un viento
fuerte del este soplara. Las aguas del mar se dividieron, y se quedaron
aguantadas en los dos lados. Entonces los israelitas empezaron a
marchar por en medio del mar sobre tierra seca. Finalmente, los
egipcios pudieron verlos otra vez, y se metieron en el mar tras ellos.

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