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El exi-
- Analí, ¿Podemos sacar de esto alguna aplicación para nuestras
lio del vidas?, interrogó Camila.
pueblo - Se me ocurre pensar que nuestra vida es un destierro
de Israel constante. Somos peregrinos en esta vida terrenal y un día
a Babilonia esperamos llegar a nuestra verdadera patria, que es estar con Dios
fue una de las para siempre. Además, también cuando nosotros damos la espalda
a Dios, somos víctimas de grandes consecuencias no buenas para
diásporas que nuestra existencia.
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tuvo que vi-
vir a lo largo
de su historia. 4 Lee el Salmo 137 y explícalo con tus palabras.
Jerusalén, no te olvidaré. Den gracias al Señor, porque él es bueno,
porque su amor perdura para siempre. Den gracias al que es Dios de los
dioses, porque su amor perdura para siempre. Den gracias al Señor de los
señores, porque su amor perdura para siempre. Al único que ha hecho
maravillas, porque su amor perdura para siempre. Al que con sabiduría
hizo los cielos, porque su amor perdura para siempre. Al que puso la tierra
sobre las aguas, porque su amor perdura para siempre. Al que creó las
grandes luminarias, porque su amor perdura para siempre. Al sol para
que gobierne el día, porque su amor perdura para siempre. La luna y las
estrellas para que manden la noche, porque su amor perdura para siempre.
Salmos 137 (136)
A continuación, Darcy habló acerca del
profeta Daniel. Mientras hablaba añadía dibujos
Daniel oraba en la pizarra:
‘- Nabucodonosor había llevado a un grupo
tres veces al de judíos a Babilonia. A mí, Daniel, se me eligió
día, se ponía como uno de los jóvenes judíos llevados a
de rodillas Babilonia y capacitados para servir en la corte
y alababa a del rey. Mi nombre significa “Dios es mi juez” y
pertenecía a la tribu de Judá. Por mi rectitud y sensibilidad a los
Dios. susurros del Espíritu, fui altamente favorecido por Dios. El Señor
(Daniel 6, 11) me bendijo con el don de interpretar sueños y visiones, así como
de una clarividencia envidiable. Recuerdo que siendo muy joven
salvé a una mujer hermosa, llamada Susana, de morir apedreada
injustamente por las calumnias de dos ancianos jueces. Este don
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