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Juzgar






                                                       ¿Qué  significa  “convencional”,  profesor?,
                                                  preguntó  Miranda  Pacheco  interrumpiendo  el
                                                  discurso del maestro.
                                                     – Convencional  significa  que  los  hombres
                                                  se  ponen  de  acuerdo  para  que  una  realidad
                                                  tenga  tal  o  cual  significado.  Eso  significa  que
                                                  los  símbolos  pueden  cambiar  con  el  tiempo,
                                                  pues dependen del acuerdo de los hombres, no
                                                  así los signos, que dependen del dictado de la
                                                  naturaleza.
                El papa Fran-                        – ¿Puede darnos algunos ejemplos, profesor?,
                   cisco nos                      pidió Fabrizio Callupe.
                   recuerda:                         – El agua, el aceite y el humo, por ejemplo,
                “Vayan por el                     son signos de vida, salud y fuego. La bandera,
                                                  el  himno  y  el  escudo  nacional  son  símbolos
                camino de Je-                     patrios. Pueda que dentro de un siglo cambien
                sús, que es la                    los colores de nuestra bandera, pero el agua no cambiará porque es un
                                                  dato natural.
                misericordia;                        – Voy comprendiendo. ¿Y las señales de tránsito?, preguntó Giuliana Grillo.
                  sean mise-                         – Las señales de tránsito son símbolos, pero les llamamos señales
                  ricordiosos                     porque buscan provocar una acción en quien las ve. Por ejemplo, cuando
                como su Padre                     vemos luz roja en el semáforo, nos detenemos. Quizás un día cambien
                                                  los colores del semáforo, pero siempre habrá una luz que nos invite a
                es misericor-                     caminar y otra que nos invite a detenernos.
                dioso. Solo con                      – ¿Y las personas también pueden ser signos?, interrogó Andrea Vásquez.
                                                     – Muy  interesante  tu  pregunta.  Pues  sí.  Las  personas  también
                 un corazón                       podemos ser signos. Fijémonos en Jesús. Él fue, en primer lugar, signo
                misericordio-                     de contradicción. Durante su presentación en el Templo, José y María

                 so podremos                      escucharon unas sorprendentes palabras proféticas del anciano Simeón
                 hacer todo lo                    referidas al Niño: “Puesto está para caída y levantamiento de muchos
                                                  en Israel y para signo de contradicción; y una espada atravesará tu alma
                 que el Señor                     para que se descubran los pensamientos de muchos corazones” (Lc 2,
                nos aconseja”.                    34-35). Estas palabras proféticas se cumplieron ampliamente a lo largo
                 (Homilía en                      de la vida del Señor. Unos lo aceptaron gozosos, otros lo rechazaron.
                                                  Cristo  se  convirtió  en  signo  de  contradicción  en  Israel,  es  decir,  en
                 Santa Marta,                     ocasión de que se formen dos grupos bien diferenciados: los que le
                  11 de sep-                      siguieron y los que se opusieron a Él.
                  tiembre de                                                                                continúa
                     2014)




                                                    “Amen a sus enemigos y recen por sus
                                                               perseguidores”.
                                                                 Mateo 5, 38 - 48






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