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Juzgar












                                                 Antes de la votación final la maestra pidió
                                              opiniones. Doménico, con motivos racionales y con
                                              un poquito de envidia, manifestó que la oración
                                              de Alexia expresaba lo mismo que la de Stephano,
                                              pero con menos palabras. Todos miramos a
                                              Doménico y parecimos darle la razón. Néstor,
                                              movido por su gran amistad, expresó que la oración
                                              de Stephano era más poética. Todos miramos a
                                              Néstor y parecimos darle la razón. Nadie más opinó,
                   Personal                   por tanto, se procedió a la elección final. Éramos veintidós
                     Social                   alumnos y todos estábamos presentes aquella mañana.
                 La votación                  Hecha la votación, Alexia recibió doce votos y Stephano diez.
                es una acción                 En medio de aplausos, Alexia recibió el juguete de manos de
               democrática de                 nuestra querida maestra y enseguida lo guardó en su maletín.

               poder expresar                    La maestra nos habló así:
                                                 —Los felicito a todos, queridos niños, pues han escrito
                    nuestra                   hermosas oraciones al niño Jesús. A mí, particularmente, me
                  opinión a                   han gustado todas, pues han sido escritas con la sencillez y la
                   través de                  ternura propia de los niños. Dios siempre escucha nuestras
                 una elección                 oraciones cuando estas brotan del corazón y cuando tenemos
                   que puede                  plena confianza en Él. Sin embargo, hay un refrán popular que
                 ser secreta o                dice: “A buen entendedor, pocas palabras”. Dios es un buen
                    pública.                  entendedor. Con Él no necesitamos usar muchas palabras.
                                              Lo dice el mismo Jesús: “Cuando oren, no usen grandes
                                              discursos”. Dios conoce nuestras vidas, nuestra historia,
                                              nuestras carencias. Más que hablarle a Él, se trata de saber
                                              escucharlo, pero esto lo irán aprendiendo conforme vayan
                                              creciendo…”
                                                 Realmente, a mí me faltaba mucho por aprender. A tan
                                              tierna edad creía que por rezar de memoria el Padre Nuestro
                                              y el Ave María ya hacía una profunda oración. A veces,
                                              durante los recreos, entraba a la capilla del colegio para
                                              rezarle a mi amigo Jesús, pero era siempre yo el que hablaba,
                                              todavía no sabía escucharlo. ¿Cómo aprender a hacerlo? En
                                              aquel momento no tenía una respuesta.











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