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Era ya hora de llevar la lata a la Dirección y la señorita Carla
                      preguntó:
                         —¿Alguien más va a hacer alguna contribución final?
                         —¡Yo! –gritó Giuliana. Y corrió para depositar tres billetes
                      azules dentro de la lata. Todos la miramos y aplaudimos
                      fuerte, convencidos de que ganaríamos el premio.
                         —¡Yo también! –dijo Darcy– y corrió contenta a depositar
                      una moneda de dos soles.
                         —¡Buuuuuuuh! –gritamos todos, mostrando nuestra                                A,B,C
                      frustración.                                                                      Viuda
                         Darcy regresó un tanto avergonzada a su asiento y se                      Una viuda es
                      quedó pensativa y triste.                                                      una mujer
                                                                       continúa
                                                                                                   cuyo esposo ha
                                                                                                       fallecido.

            8      ¿Por qué Darcy se puso triste? Responde.







                         Juzgar









                        Nuestra maestra, habiendo notado lo ocurrido, nos hizo un
                     severo llamado de atención:
                        —Es una gran pena para mí haber visto lo que acaba de
                     suceder. Les agradezco su interés por colaborar en esta
                     colecta, pero si lo hacen únicamente para ganar el premio,
                     no tiene sentido. Una vez Jesús felicitó a una viuda pobre
                     que dio dos pequeñas moneditas de limosna en el templo,
                     mientras que no felicitó a los ricos que echaban grandes
                     cantidades, porque estos daban lo que les sobraba, mientras
                     que la viuda dio todo lo que tenía para vivir. Esto ha sucedido
                     hoy al revés con ustedes. Deben aprender que Dios no mide
                     nuestras acciones. A Él no le importa si lo que hacemos o
                     damos es grande o pequeño. Dios pesa nuestras
                     acciones, es decir, usa una unidad de medida que se
                     llama amor. Para Dios lo que hacemos o damos pesa
                     mucho cuando lo hacemos con amor. Y eso fue lo
                     que nos enseñó Jesús, nunca lo olviden.
                                                                  continúa


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