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Dios propone una alianza

Abrán era el patriarca de una tribu de pastores que conducían su ganado por el desierto
en busca de tierras fértiles donde pastar. Acampaban, reposaban y volvían a ponerse
en camino. En la Biblia leemos cómo Dios elige a Abrán.

El Señor dijo a Abrán:

—Sal de tu tierra, de tu patria, y de la
casa de tu padre, hacia la tierra que te
mostraré. Haré de ti una gran nación, te
bendeciré y en ti serán benditas todas
las familias de la tierra.

Y Abrán marchó, como le había dicho
el Señor, llevando consigo a su familia, a
sus criados y a sus animales. Salieron en
dirección a Canaán.
Gn 12, 1-3

Un día mientras Abrán oraba se le apareció el Señor y le dijo:
—Yo soy Dios Todopoderoso, concertaré una alianza contigo:
te haré crecer sin medida.
Abrán cayó rostro en tierra y Dios le habló así:

—Por mi parte, esta es mi alianza contigo: serás padre de
muchos pueblos. Ya no te llamarás Abrán, sino Abrahán. […]
Mantendré mi alianza contigo y con tu descendencia en futu-
ras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el de
tus descendientes. Les daré a ti y a tu descendencia la tierra
de Canaán, y seré su Dios.
Dios añadió a Abrahán:

—Por tu parte, guarda mi alianza, tú y tus descendientes.
Gn 17, 1-5.7-9

Dios toma la iniciativa y se presenta a Abrán diciendo: «Yo soy Dios Todopoderoso».
Tras darse a conocer, Dios propone a Abrán establecer con Él una alianza, un pacto
de amistad.

Tú serás Tú serás
mi pueblo. mi Dios.

Dios le da un nuevo nombre porque Abrán se convierte en un hombre nuevo. En
adelante se llamará Abrahán y tendrá una misión importante: seguir a Dios y ser el
padre de un gran pueblo, el pueblo de Dios.

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