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Te recibo en mi corazón

Tema 17

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El día soñado
El tiempo corrió veloz y llegó el gran día soñado, el día de
nuestra Primera Comunión. Era la última semana de octubre,
el día 29. Nos habíamos preparado con empeño, sobre todo
en los últimos meses. Dios es grande, pensé, pues aquel
año parecíamos tener menos méritos, con nuestros errados
comportamientos, comenzando por aquellas cartas de terror
y siguiendo por otros desatinos como el atentado contra el
perrito, la pelea en el patio, las imágenes obscenas en clase
y la mentira por una tarea no hecha. Sin mayores méritos, es
verdad, pero Dios es así, y aquel año nos regaló su perdón y
ahora nos alimentaría con el Cuerpo y la Sangre de Jesús.
Aquella mañana me levanté muy temprano, y tras mi
A,B,C rezo matinal y mi aseo personal, acudí acompañado de

Abarrotado papá y mamá para la ceremonia. En el patio del colegio me
Lleno, reple- encontré con mis compañeros, todos felices y sonrientes, con
to, atiborrado, auténticos rostros angelicales. Vestíamos impecablemente
el uniforme del colegio. “Nada de vestimentas onerosas que
atestado, de solo usarán un día, lo importante es vestir bien el corazón”,
bote en bote, nos había advertido el padre Juan. La mamá de Miranda, en
colmado. un noble gesto, compró unas medallitas para todos, con la
imagen de Jesús por el anverso, y de la Virgen María por el
reverso. Qué feliz me sentí cuando antes de la ceremonia
colgaron en mi cuello la medalla, que inmediatamente besé y
que conservaría conmigo por mucho tiempo.
La ceremonia empezó puntualmente y el templo
parroquial estaba abarrotado de gente, entre familiares y
amigos de todos nosotros. Al ingresar,
cantando, con las manos juntas y en fila
india, me percaté de la presencia del
profesor César, que vestía elegante terno,
y de nuestra querida y muy recordada
señorita Carla Segura, que con vestido
blanco y un collar sencillo, nos miraba
sonriente, congratulándose con quienes
habíamos sido sus pequeños alumnos.
continúa

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