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Actuar

Llegó el momento de la comunión y nos fuimos
acercando al sacerdote uno por uno: Pedro,
Mariavida, Piero Simón, Fabiana, Stephano y todos
los demás. Un fotógrafo cerca del presbiterio
tomaba las fotos que más tarde recibiríamos en
blanco y negro como un grato recuerdo. Cuando
llegó mi turno, el sacerdote me mostró la hostia
consagrada, me dijo: “El Cuerpo de Cristo”, y yo respondí: “Amén”.
En ese momento Jesús, mi amigo y Salvador, se convirtió en mi
alimento. No pude si no volver a mi lugar y rezar con devoción y
Los presbíte- gratitud mientras algunas pequeñas lágrimas cayeron de mis ojos.
Cuando concluyó la ceremonia todo fue alegría, abrazos y
ros son aque- felicitaciones. En el comedor de los ambientes parroquiales
llos sacerdotes nuestros papás prepararon un delicioso desayuno para todos
que sirven nosotros. Allí pudimos reír e intercambiar las estampitas de
en una cierta recuerdo entre todos los compañeros. Mi estampita decía: “Recibí
al Señor en el día más feliz de mi vida… Recuerdo de mi Primera
diócesis y que Comunión”. Invitados fueron también el profesor César y la

responden señorita Carla, con quienes nos tomamos una foto en grupo, él a la
a un mismo derecha y ella a la izquierda.
Fue una experiencia hermosa de fe, la más bella en mis años
obispo. de niñez. Al día siguiente, todos acudimos portando la medallita

recibida y nos comportamos de una manera excelente. También
el día subsiguiente y alguno más. El domingo posterior acudimos
a Misa todos y todos comulgamos. Pasaron ya muchos años y hoy
conservo algunas de aquellas estampitas y la foto, recuerdos que
envejecieron junto con nosotros y de los que hoy hago memoria
con una nostalgia indescriptible.

11 Al momento de recibir la hostia, ¿qué nos
dice el sacerdote y qué se debe responder?

El Sacerdote dice:

Yo respondo:

12 El Sacramento de la Eucaristía fue instruido por Jesús. ¿Cuándo sucedió
este episodio?¿Cómo lo hizo?

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