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3.4. Las sectas

Las sectas son una realidad en nuestra sociedad. Muchas veces nos llegan noticias acerca de ellas a través de los medios
de comunicación social, sobre todo con ocasión de algún suceso grave o espectacular.
En principio, la palabra secta se refería a un grupo separado de una religión establecida o a un grupo de seguidores
reunidos en torno a un líder.
Sin embargo, actualmente la palabra tiene una connotación peyorativa. La explicación es sencilla: la mayoría de las sectas
manipula la mente de sus adeptos y de esta manera destruye a la persona y perjudica seriamente a la sociedad. Cuando
esto ocurre, hablamos con mayor propiedad de sectas destructivas.

Sectas destructivas

En general, las sectas destructivas responden en mayor o
menor grado a las siguientes características.
• Suelen ser fundadas y guiadas por un líder carismático
o por un grupo de personas con gran poder de seducción
y manipulación.
• Constituyen grupos cerrados y altamente estructurados.
Para controlar a los adeptos, los dirigentes utilizan técnicas
de manipulación psicológica que desintegran la perso-
nalidad y anulan la voluntad.
• Captan a los adeptos mediante un proselitismo exage-
rado, que se vale de cualquier medio imaginable. Se apro-
vechan de personas idealistas y de buena fe, aunque fre-
cuentemente inmaduras e inestables, insatisfechas de la
vida o que están sufriendo situaciones difíciles.
• Muchas buscan el lucro económico y manejan grandes
cantidades de dinero. La finalidad no confesada de las sec-
tas es, principalmente, el enriquecimiento de sus dirigentes
u otros fines ocultos.
• Difusión de las sectas
La causa principal de la difusión de las sectas es la estructura
de la sociedad actual, que favorece la aparición de situaciones de crisis en muchas personas. Las sectas se aprovechan de esta
circunstancia y ofrecen una respuesta psicológica y religiosa ante tales situaciones. Veámoslo en concreto:
— Frente a la crisis de muchas familias y en una sociedad cada vez más individualista en la que muchas personas se sienten solas
y vacías, las sectas son acogedoras y ofrecen calor humano.
— En un mundo confuso y materialista en el que las personas buscan respuestas y valores espirituales, las sectas ofrecen res-
puestas simples a los problemas de la existencia y nuevas revelaciones espirituales.
— Ante la inseguridad personal y la incertidumbre por el futuro de muchas personas, las sectas ofrecen seguridad y esperanza
de salvación.
• Actitud cristiana ante las sectas
El cristianismo distingue entre los dos tipos de sectas: las destructivas y las que no lo son. Rechaza totalmente las sectas destructivas,
por el daño que infligen a las personas. En dichas sectas se da una manipulación de la mente y una restricción de la libertad
humana que resultan incompatibles con el cristianismo.
La Iglesia católica es muy consciente del peligro de esclavitud psicológica que corren los adeptos de sectas destructivas y por eso:
— Recomienda e intenta que tanto los adeptos de las sectas como sus familiares reciban ayuda legal y psicológica.
— Ofrece su consejo y ayuda a los adeptos que quieren salir de una secta para que recobren su dignidad y su derecho a ser libres.
— Recuerda que la oración, la recepción de los sacramentos, en especial la Eucaristía, y la vinculación a grupos eclesiales son
una auténtica ayuda para las personas que se encuentran en esta situación.

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