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            cielos, como las que están en la tierra.
               En él asimismo tuvimos herencia (aquí nos habla de la
            herencia también), habiendo sido predestinados conforme
            al propósito del que hace todas las cosas según el designio
            de su voluntad,
               a  fin  de  que  seamos  para  alabanza  de  su  gloria,
            nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
               En  él también  vosotros,  habiendo  oído  la palabra  de
            verdad,  el  evangelio  de  vuestra  salvación,  y  habiendo
            creído  en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la
            promesa,
               que es las arras de nuestra herencia hasta la redención
            de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria ”.
               Desde antes de la fundación del mundo Él nos eligió,
            nos escogió; por eso en el tiempo que nos ha tocado vivir
            hemos  escuchado  la  Voz  de  Cristo  por  medio  del
            Evangelio,  como  Él dijo:  “El que es  de  Dios,  la Voz  de
            Dios oye”. San Juan, capítulo 8, versos 47 y 48. Y también
            capítulo 8, versos 54 al 58, que dice: “Antes que Abraham
            fuese, yo soy”.  Cristo hablando  de  Sí mismo. Y muestra
            que Él es desde antes de Abraham.
               En el capítulo 4 de Efesios, verso 30, nos dice:
                “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual
            fuisteis sellados para el día de la redención”.
               Para el día de la redención del cuerpo, que será nuestra
            transformación,  como nos  dice  en Romanos,  capítulo  8,
            verso  21  en  adelante,  dice...  Verso  18  en  adelante,  de
            Romanos 8, dice:
                “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
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