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El Misterio de la Bendición de . . . 81
el Mensaje de la Palabra hablada, de la Edad de Piedra
Angular, llegará a toda simiente de Dios. Y son reunidos
por ese Mensaje todos los hijos de Dios, para recibir la
bendición de Dios, comenzando con la Bendición (¿de
quién?) del Primogénito.
Por eso no decimos como algunas personas dicen
algunas veces: “Yo dejo que la gente siga escuchando y
siga asistiendo, y después a lo último yo entro”. Cuando
entró Esaú a lo último, Isaac dijo: “Ya la bendición se la
llevó tu hermano; el que estuvo aquí para escuchar esa
bendición cuando yo la eché”.
“¿Pero no hay otra bendición?”. Hay otras bendiciones,
pero hay que pasar por otras etapas, y por la gran
tribulación, para el resto de los hijos de Dios.
Los primeros son los que tienen la promesa de la
Bendición del Primogénito, la bendición en donde está la
resurrección y en donde está la transformación de nuestros
cuerpos, para no pasar por la apretura o gran tribulación.
Tendremos una pequeña apretura, pero eso no es de
comparar con la Bendición del Primogénito que nos
estamos nosotros llevando; como se la llevó Jacob y como
se la llevó José y sus dos hijos: Efraín y Manasés; y como
se la llevó San Pablo cuando dejó todo por tener a Cristo.
Así que es tan grande la bendición que Dios nos ha
dado, que podemos decir: Las cuerdas nos han caído en
lugares deleitosos. ¿En qué lugares? En el lugar de la
Bendición del Primogénito. Y grande es la heredad que nos
ha tocado: la heredad del primogénito, prometida para los
primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del