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Quemando los deseos
fantasías cibersexuales
En la sociedad actual como en las pasadas, la sexualidad está presente en todas las esferas
de la vida y no escapa al fenómeno del internet que actualmente es uno de los ejes que
configuran nuestra cultura. Se puede presumir la forma en que está determinando la
autoidentidad de los sujetos, sus posibilidades de experiencia y sus relaciones. Se puede
además constatar como la cibercultura está dando forma y contenido a las conductas, a las
experiencias y a los actos sexuales.
A través del internet se puede hacer circular la imagen del cuerpo en forma erótica y dentro
del anónimo mundial para entrar en los ámbitos más privados e íntimos, también se observa
que se ha producido varios hechos que afectan directamente los cuerpos como lo breve del
trabajo, la inmaterialidad de los bienes, la posibilidad del intercambio de imágenes y
palabras, desde una perspectiva que va de lo íntimo hasta lo anónimo.
Es comprensible que, por la amplia disponibilidad de material sexualmente explícito en
línea, la adicción sexual a internet es la forma más común de comportamiento problemático
en la red. La adicción al sexo en internet generalmente implica visualizar, descargar,
comprar pornografía en la red y participar en salas de juego para adultos con diferentes
fantasías.
Las dos modalidades destacadas de adicción a internet con contenido sexual serían las
ciber-relaciones o usos de Chats y la adicción cibersexual en este caso el uso de
pornografía y salas de adultos.
Se puede entender que a medida que va transcurriendo la historia, hay una necesidad de
sobrepasar los límites del cuerpo, entonces los cuerpos desparecen y ya no son más que
puntos virtuales, simples pixeles.
Como explica Soto (2013): “Así como en su momento el ábaco, la calculadora, la
computadora, etc., han servido de prótesis para pensar al cerebro, podemos decir que la
sexualidad, para expandir sus dominios del goce y del placer, ha requerido no sólo de
prótesis (como los artefactos sexuales), sino de elementos que jueguen un papel
fundamental en el proceso de la seducción y sean determinantes en la excitación.”
Se podría decir que el internet ha abierto espacios para la experimentación de los más
diversos géneros, incluso una interactividad que permite que cualquiera pueda ser el propio
protagonista a través de webcams, videos caseros o simples imágenes de su propia
anatomía.
La práctica sexual solitaria, si bien hay una persona del otro lado de la pantalla, el contacto
no es real, no está presente y se puede presumir que el gozo es consigo mismo,
corroborando la vanidad de que las redes sociales promueven el narcisismo ya que estos
sitios estimulan a las personas a subir y presentar información sobre ellas mismas, por eso
es de suma importancia un vínculo afectivo con la persona que estas interactuando en ese
momento, por tanto la masturbación es una combinación de realidad y virtualidad, en ella se
evidencian elementos de virtualidad psíquica, que aporta la fantasía y tiene elementos de
realidad orgánica, los que ofrece la eyaculación, puesto que el orgasmo en las culturas
occidentales es entendido como la culminación del placer sexual, como la fórmula para su
autentificación, estas manifestaciones de las prácticas sexuales online si bien en
determinado nivel de madurez psicológica están fomentando de manera positiva la
exploración de la propia sexualidad y contribuyendo en la mejoría de la calidad de vida de
algunas personas en condiciones especiales.
Así que a disfrutar del cibersexo con responsabilidad y respeto.
octubre 2021 / Edition 29