Page 29 - Juan Salvador Gaviota - Richard Bach
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Los jóvenes se miraron con extrañeza. ¡Vaya, hombre!, pensaron, eso no suena a una norma
para hacer un rizo...
Pedro suspiró y empezó otra vez:
-¡Hum!... ah... muy bien -dijo, y les miró críticamente-. Empecemos con el Vuelo Horizontal. -Y
al decirlo, comprendió de pronto que, en verdad, su amigo no había sido más divino que el
mismo Pedro.
¿No hay límites, Juan? pensó. ¡Bueno, llegará entonces el día en que me apareceré en tu playa,
y te enseñaré un par de cosas acerca del vuelo!
Y aunque intentó parecer adecuadamente severo ante sus alumnos, Pedro Gaviota les vio de
pronto tal y como eran realmente, sólo por un momento, y más que gustarle, amó aquello que
vio. ¿No hay límites, Juan?, pensó, y sonrió. Su carrera hacia el aprendizaje había empezado.
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