Page 101 - Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes
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KATE SHEPPARD
SUFRAGISTA
Había una época en la que los hombres creían que las mujeres solo existían para
servirles. Creían que las mujeres debían cocinar y limpiar, cuidar a los hijos y no
ocuparse de otras cosas. También creían que las mujeres debían usar «ropa
femenina», o sea vestidos largos y corsés muy ajustados. No importaba que esas
prendas les impidieran moverse bien o hasta respirar; la idea era que se vieran
bonitas.
Era impensable que las mujeres trabajaran, que practicaran deportes o que
quisieran gobernar el país. Definitivamente era impensable. Ni siquiera tenían
permitido votar.
Kate, en cambio, creía que las mujeres debían tener las mismas libertades que los
hombres: entre ellas la libertad de expresar lo que pensaban, de votar por quien
quisieran y de usar ropa cómoda.
Un día, se puso de pie y declaró:
—Las mujeres deberíamos poder votar. Y deberíamos dejar de usar corsés.
La gente se sentía conmocionada, indignada o inspirada por las nuevas ideas
radicales de Kate.
Kate y sus amigas reunieron tantas firmas para su petición que tuvieron que pegar
muchas hojas de papel para formar un largo rollo, el cual llevaron al Parlamento y
desenrollaron en el suelo, como una larga alfombra. Imagina setenta y cuatro
camiones de helados estacionados en fila; la petición de Kate era más larga. Era la
más larga presentada jamás. Los legisladores se quedaron con la boca abierta. Gracias
a Kate, Nueva Zelanda fue el primer país del mundo en donde las mujeres obtuvieron
el derecho a votar.
10 DE MARZO DE 1847 – 13 DE JULIO DE 1934
NUEVA ZELANDA
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