Page 165 - Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes
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NETTIE STEVENS
GENETISTA
Había una vez una maestra llamada Nettie Stevens que decidió que quería ser
científica. Ahorró tanto dinero como pudo y cuando tuvo treinta y cinco años se
mudó a California para entrar a la Universidad de Stanford.
Mientras estudiaba, se obsesionó con la idea de descubrir por qué los niños se
convertían en niños y las niñas en niñas. Estaba convencida de que la respuesta a esa
pregunta estaba en las células.
La humanidad se había hecho esa misma pregunta desde hacía casi dos mil años.
Los científicos y filósofos habían inventado toda clase de teorías para explicarlo:
algunos decían que dependía de la temperatura corporal del padre, mientras que otros
decían que era cuestión de nutrición. En realidad, nadie tenía idea.
Para resolver el misterio de una vez por todas, Nettie empezó a estudiar gusanos
de harina.
Después de examinar sus células bajo el microscopio durante horas, hizo un
descubrimiento importante. Las larvas femeninas tenían veinte cromosomas largos,
mientras que las larvas masculinas solo tenían diecinueve cromosomas largos y uno
corto.
—¡Lotería! —exclamó Nettie con los ojos pegados al microscopio.
Un científico llamado Edmund Wilson hizo un descubrimiento similar casi al
mismo tiempo, pero no se dio cuenta de lo importante que era. Wilson creía que el
sexo también estaba determinado por el medio ambiente, pero Nettie lo contradijo.
—No. Todo está en los cromosomas —dijo Nettie. Y tenía razón.
7 DE JULIO DE 1861 – 4 DE MAYO DE 1912
ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
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