Page 189 - Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes
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TAMARA DE LEMPICKA
PINTORA
A una elegante casa en San Petersburgo, Rusia, llegó un pintor a hacer un retrato de
una niña de doce años llamada Tamara.
A Tamara no le gustó el trabajo y pensó que ella podía hacerlo mejor.
Años después, mientras estaba en la ópera con su tía, Tamara vio a un hombre
entre la multitud. Desde ese instante supo que era el hombre con el que se casaría. Y
así fue. El hombre se llamaba Tadeusz.
Cuando se desató la revolución en Rusia, Tadeusz fue encarcelado. Tamara logró
que lo liberaran y organizó su huida a París.
En ese entonces, París era el centro de la vida artística, y ahí fue donde hizo
realidad su sueño infantil de convertirse en pintora. No tardó en volverse famosa. Las
celebridades hacían fila para que Tamara las retratara.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Tamara decidió mudarse a Estados
Unidos. Con el tiempo, su estilo audaz y llamativo pasó de moda. Cuando una de sus
exposiciones recibía una mala reseña, Tamara perdía los estribos y juraba que no
volvería a pintar jamás.
Tamara se mudó a México, en donde vivió en una hermosa casa hasta que murió a
los ochenta y dos años, acompañada de su hija Kizette.
Pidió que sus cenizas fueran esparcidas alrededor del volcán Popocatépetl. Fue un
final apropiado para una mujer con extraordinario genio artístico y una personalidad
explosiva.
Hoy en día, sus pinturas valen millones de dólares. Tamara estaría orgullosa de
saber que la cantante Madonna es una de sus más grandes admiradoras.
16 DE MAYO DE 1898 – 18 DE MARZO DE 1980
POLONIA
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