Page 166 - Frankenstein
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uno de nosotros romperán. Os proponéis ma-
tarme. ¿Cómo os atrevéis a jugar así con la vi-
da? Cumplid vuestras obligaciones para con-
migo, y yo cumpliré las mías para con vos y el
resto de la humanidad. Si aceptáis mis condi-
ciones, os dejaré a vos y a ellos; pero si rehusáis,
llenaré hasta saciarlo el buche de la muerte con
la sangre de tus amigos.
––¡Aborrecible monstruo!, ¡demonio infame!,
los tormentos del infierno son un castigo dema-
siado suave para tus crímenes. ¡Diablo inmun-
do!, me reprochas haberte creado; acércate, y
déjame apagar la llama que con tanta impru-
dencia encendí.
Mi cólera no tenía límites; salté sobre él, im-
pulsado por todo lo que puede inducir a un ser
a matar a otro. Me esquivó fácilmente y dijo:
¡Serenaos! Os ruego me escuchéis antes de
dar rienda suelta a vuestro odio. ¿Acaso no he
sufrido bastante que buscáis aumentar mi mise-
ria? Amo la vida, aunque sólo sea una sucesión
de angustias, y la defenderé. Recordad: me