Page 50 - Frankenstein
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A esta edad las matemáticas y la mayoría de
   las ramas cercanas a esa ciencia constituían mi
   principal ocupación. También me afanaba por
   aprender lenguas; el latín ya me era familiar, y
   sin ayuda del diccionario empecé a leer algunos
   de los autores griegos más asequibles. También
   entendía inglés y alemán perfectamente. Este
   era mi bagaje cultural a los diecisiete años,
   además de las muchas horas empleadas en la
   adquisición y conservación del conocimiento de
   la vasta literatura.
     También recayó sobre mí la obligación de ins-
   truir a mis hermanos. Ernest, seis años menor
   que yo, era mi principal alumno. Desde la in-
   fancia había sido enfermizo, y Elizabeth y yo lo
   habíamos cuidado constantemente; era de dis-
   posición dócil, pero incapaz de cualquier pro-
   longado esfuerzo mental. William, el benjamín
   de la familia, era todavía un niño y la criatura
   más preciosa del mundo; tenía los ojos vivos y
   azules, hoyuelos en las mejillas y modales za-
   lameros, e inspiraba la mayor ternura.
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