Page 53 - Coleccion d elibros de lectura
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Mientras el coyote reposaba su almuerzo, el conejo
distinguió a lo lejos la figura del cazador.
—Amigo coyote, deja tu descanso para después porque
ahí viene el cazador y te va a matar.
El coyote se levantó de prisa y se metió a la casa del
conejo. Poco después llegó el cazador.
—Conejo, ha pasado mucho tiempo y
no me has dado el maíz. ¿Será que me
engañaste? —preguntó el cazador.
—No, cazador. El maíz está bien
guardado para ti; pero… ¿no te gustaría
más cazar un coyote?
—¡Claro que sí! —respondió el cazador.
Entonces el conejo le enseñó dónde
se escondía el coyote. El cazador entró y
de dos tiros mató al animal.
Afuera de su casa, el conejo miró al
cazador llevarse al coyote muerto sobre
el hombro.
—¿Ya no quieres tu maíz, cazador?
El cazador le contestó:
—¡Con cuero de coyote, quién
necesita tener un elote!
El conejo se quedó meciéndose
tranquilo en su hamaca, a un lado de su
planta de maíz, sin preocuparse de que
alguien más se la quisiera quitar.
Conoce otra historia de miedo: Tres enamorados
miedosos, en la antología de María Ángela Rodríguez.
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