Page 52 - modulo Comunicación 4to.cdr
P. 52
4T
El duendecillo vestía de gorro verde y
zapatillas carmelitas y puntiagudas. Sus ojos
verdes y grandes miraban a la niña fijamente
mientras repetía una y otra vez: “Venga, te he
dicho que me regreses esa nuez de oro que es
mía, niña”.
“Te la daré si me contestas cuántos pliegues
tiene esta nuez en su piel. Si fallas, la venderé
y ayudaré a los niños pobres que no tienen nada
que comer”, contestó la valiente niña enfrentando la mirada del
duende. “Mil y un pliegues” contestó la criatura mágica frotándose las
manos.
La pequeña María, no tuvo entonces más remedio que contar los
pliegues en la nuez, y efectivamente, el duende no se había
equivocado. Mil y una arrugas exactas, tenía aquella nuez de oro. Con
lágrimas en los ojos, María la entregó al duendecillo, quien al verla tan
afligida, ablandó su corazón y le dijo: “Quédatela, noble muchacha,
porque no hay nada tan hermoso como ayudar a los demás”.
Y así fue como María pudo regresar a casa
con la nuez de oro, alimentar a los
pobres de la ciudad y proveerles de
abrigos para protegerse del crudo
invierno. Desde entonces, todos
comenzaron a llamarle tiernamente “Nuez
de Oro”, pues los niños bondadosos siempre
ganan el favor y el cariño de las personas.
48