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LENGUA Y SOCIEDAD

                          SEGUNDO AÑO                                      SEMESTRE II 2020
                              DOCENTE: LIC. TERESA DÁVALOS C.               FECHA: 15/09/2020


                  TEMA 3: COMPLEMENTACIÓN DE LENGUAS CRIOLLAS



                  Una  lengua  criolla,  llamada  también  criollo  o  creole,  es  una  lengua  que  nace
                  habitualmente en una comunidad compuesta de personas de orígenes diversos que no
                  comparten previamente una lengua, que tienen necesidad de comunicarse, y por ello se
                  ven forzados a crear una nueva lengua con elementos de las suyas propias

                  LENGUAS CRIOLLAS EN BOLIVIA (LENGUA ORIGINARIO EN LA PRÁCTICA EDUCATIVA)


                  Las nueve lenguas del altiplano y el piedemonte andino (chipaya, uru, chholo, puquina,
                  kallawaya,  aymara,  quechua,  leko,  mosetén  y  chimane),  diez  lenguas  de  la  Amazonía
                  (pano meridional, ese ejja, cavineño, araona, maropa, itonama, baure, cayubaba, movima
                  y  canichana)  y  diez  lenguas  de  la  región  oriental  del  país  (ignaciano,  trinitario,  sirionó,
                  yurakaré,  yuki,  paunaca,  chiquitano,  guaraní,  ayoreo,  weenhayek  y  afroyungueño),
                  además  de  las  diferentes  variantes  de  castellano  que  pueden  encontrarse  en  distintas
                  partes del país.


                  Para  el  despliegue  de  las  prácticas  educativas,  es  necesario  consolidar  a  partir  de  las
                  planificaciones  diseñadas,  experiencias  y  situaciones  vivenciales  que  posibiliten  a  los
                  estudiantes aprender las lenguas de la Especialidad, matizados de conocimientos, valores,
                  destrezas prácticas para que a partir de ello se consoliden aprendizajes sólidos en ellos, lo
                  que  implica  que  nuestras  prácticas  educativas  consoliden  la  formación  integral  de  los
                  estudiantes.

                  A la vez, como maestros contar con el manejo consciente de determinados conocimientos
                  en  torno  a  las  lenguas  que  estamos  desarrollando  y  que  pretendemos  desarrollar  en
                  nuestras  prácticas  educativas  lo  que  implica  que  conozcamos  a  profundidad  los
                  conocimientos  de  nuestra  especialidad  de  formación  y  las  lenguas  que  estamos
                  desarrollando,  para  así  orientar  el  aprendizaje  y  su  aplicación  práctica  en  diversas
                  situaciones de vida de los estudiantes.

                  La  organización  de  nuestras  clases,  es  decir  los  momentos  o  situaciones  que  se  van  a
                  desplegar  nuestras  prácticas  educativas.  Saber  usar  y  articular  los  momentos  de
                  explicación,  de  indagación,  de  trabajo  individual  o  grupal,  de  afianzamiento  de  los
                  aprendizajes, y los de creatividad e iniciativa de los estudiantes1, es decir, tener claro qué
                  proceso educativo estamos en la intención de desarrollar, contando con su organización
                  necesaria (uso de materiales educativos y didácticos, organización y gestión del espacio,
                  del  tiempo,  coordinación  con  los  demás  actores  educativos,  las  tareas  previas,  las
                  posteriores, etcétera) para llevar adelante lo establecido desde nuestras planificaciones.
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