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Es muy grato para mí recordar el camino que viví y atravesé en el colegio, me
                                                     llegan a la mente una gran cantidad de diversos recuerdos y sentimientos que
                                                     pude experimentar y fue pan de cada día durante este trayecto de mi vida; en
                                                     gran medida estos son los que determinaron la persona que soy y la que seré de
                                                     aquí en adelante. Angustias, alegrías, tristezas, locuras, miedos y momentos de
                                                     superación, son el legado de una etapa que estoy seguro recordaré por siempre.
                                                     Me siento muy agradecido con las personas que conocí y me acompañaron por
                                                     este camino, amigos, profesores, mi promoción y los más importante, mis padres,
                                                     de todos ellos fue de quienes más apoyo recibí para culminar esta etapa de mi
                                                     vida, que algunos años atrás veía muy lejana e incluso en instantes percibía como
                                                     inalcanzable, sin embargo, no bastó más que un abrir y cerrar de ojos para llegar
                                                     donde estoy, 13 años que en realidad sentí como breves instantes y por lo que
                                                     estoy triste de no poder repetir; esta partida me deja un sabor agridulce, debido a
                                                     que siento que estoy abandonando mi segundo hogar, la casa donde construí
                                                     amistades eternas y conocimientos que estoy seguro me ayudarán a afrontar los
                                                     próximos desafíos que me encontraré en la vida, y que ahora más que nunca
                                                     reconozco y aprecio con todo mi corazón y dejaron una huella indeleble. Imposi-
                                                     ble olvidar aquellas clases  eternas, aquellos instantes de encuentro con amigos,
                                                     diversos sentimientos encontrados y profundos odios hacia profesores que hoy
                                                     sin resentimientos llevo en el corazón y que hicieron de mi estadía en el San Igna-
                                                     cio un instante que después de todo lo vivido reconozco es de felicidad.
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