Page 5 - DIANA CAROLINA GARCIA PACHECO
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A la edad de 11 el jefe de mi mamá le dijo que debía de radicarse en la ciudad de Ibagué, y estar al tanto del área de cartera. Me puse triste
        porque cambiar de ciudad implicaba alejarme de mi familia y amigos, conocer personas nuevas. Para poder cubrir los gastos mi mamá
        decidió  que  nos  fuéramos  a  vivir  en  un  barrio  humilde  de  Ibagué,  allí  nos  quedaba  cerca  del  colegio  y  en  la  casa  que  tenía  varios
        apartamentos los vecinos podía estar pendiente de nosotros.
        En este tiempo todo era nuevo para, los amigos eran más grande y tenía pretendientes. Cuando tenía 12 años un vecino quien era muy amigo
        de mi hermano me propuso que fuéramos novios, con permiso de mi mamá tuve mi primer novio hasta los 13 años y medio duro mi noviazgo.
        A los 13 años el jefe de mi mamá le dijo que ya no podía darle más trabajo y por eso debía de buscar otro empleo, la mala noticia y la
        situación  económica  de  Ibagué  no  ayudo.  Cambiamos  de  barrio  y  vivimos  en  el  centro  de  la  ciudad,  luchando  por  cubrir  nuestras
        necesidades básicas, y en asesoría de algunos vecinos, se puso un negocio de comidas rápidas cerca donde vivíamos, esto implicaba pagar
        dos arriendos lo cual fue muy duro. Mi mamá sufrió mucho porque las ventas eran muy duras y en donde estábamos ubicados las personas
        que tenían carro no podían parquear en este lugar porque era una vía principal, muy congestionada.
        Al entregar el local y teniendo el carro de comidas rápidas en acero inoxidable, grande y bonito, con permiso de la dueña de casa, el negocio
        sigo funcionando, pero las ventas no crecían. Eses tiempo fue muy duro, porque mi mamá entro en estado de desesperación y mi papá no
        nos colaboraba en nada de echo tampoco nos llamaba para saludarnos. La crisis nerviosa de mi mamá casi produjo una trombosis.
        En  ese  entonces  conocimos  a  nuestros  nuevos                                      amigos  que  fueron  una  bendición  para  nosotros,  nos
        ayudaron  mucho  emocional,  económicamente  y                                         espiritualmente.  Mi  hermano  y  yo  conocimos  a  la
        organización de los testigos de jehová, comenzando                                     a estudiar lo que ha jehová enseña en su palabra la biblia. Mi
        mamá ya conocía de la organización si no que por                                       muchos  años  debido  al  trabajo  se  alejó,  pero  tenía  muy
        bonitos recuerdos de servir a jehová. Mi mama como                                     no conseguía trabajo decidió hablar con nuestra familia en
        Neiva para que nos recibiera y cuidara de nosotros,                                    tomando  la  responsabilidad  mi  papá  mientras  ella  podía
        trabajar en oficios varios y pagar el trasteo.
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