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                                                                                                              El tabú tiene mucho que ver con que la isla es uno de los cinco
                                                                                                            países del continente en el que interrumpir el embarazo es un
                                                                                                            delito, penado con hasta cuatro a diez años de prisión. El perso-
                                                                                                            nal médico que lo ejecute podrá ir entre 5 y 20 años a la cárcel. La
                                                                                                            penalización absoluta del aborto es también la norma en Nicara-
                                                                                                            gua, Honduras, El Salvador y Haití.
                                                                                                              Si bien en estos cuatro países la prohibición parece estar
                                                                                                            blindada, República Dominicana está en pleno debate sobre
                                                                                                            la actualización del Código Penal, que tiene más de 140 años.
                                                                                                            Llevan años avanzando y derogando nuevas versiones, pero
                                                                                                            ninguna pasa el filtro. El principal motivo por el que el contador
                                                                                                            se pone a cero es el mismo: que en todas las versiones presenta-
                                                                                                            das se mantiene la penalización absoluta del aborto. Es decir, se
                                                                                                            condena con cárcel la interrupción del embarazo incluso cuando
                                                                                                            la vida de la madre corre peligro, cuando el feto es inviable o
                                                                                                            cuando este es fruto de una violación o incesto.
                                                                                                             “Esto ha sido una victoria de los grupos feministas”, dice Syra
                                                                                                            Taveras, directora ejecutiva del Centro de Investigación para la
                                                                                                            Acción Femenina (Cipaf). “En un Código Penal del siglo XXI no
                                                                                                            podemos seguir criminalizando a las mujeres por abortar. No
                                                                                                            dejaremos que pase ningún proyecto así”.
                                                                                                              La petición de arrastrar al país a una tendencia en el conti-
                                                                                                            nente que está abriendo cada vez más la mano a los derechos de
                                                                                                            las mujeres no es solo un reclamo feminista. Según el Baróme-
                                                                                                            tro de las Américas de 2019, un 61% de los dominicanos está de
                                                                                                            acuerdo con el aborto bajo las tres excepciones. Por eso, este año
                                                                                                            puede ser una gran oportunidad para un país que vio dar a luz a
                                                                                                            24.461 niñas en 2022.
         Dainny Mateo Mola, de 15 años, sostiene a su hijo Dylan de 3 meses, en su hogar en la comunidad Sabana Grande de   San Cristóbal, el municipio rural en el que vive Dianny, es
         Palenque, RD, el 8 de dicimbre de 2023. NAYELI CRUZ                                                la localidad en la que más adolescentes fueron madres el año
         ABUELA, MADRE E HIJA: CUANDO                                                                       mica y la fuerte presencia de las creencias religiosas están detrás
                                                                                                            pasado. Las bajas tasas de matriculación, la precariedad econó-
                                                                                                            de las maternidades impuestas.
                                                                                                              Son las 8.00 de la mañana en Palenque y es imposible alargar
         EL EMBARAZO ADOLESCENTE PASA                                                                       el sueño del pequeño Juriel, de 11 meses.
                                                                                                              Su madre, Leissy Báez, de 16 años, se quedó embarazada de
                                                                                                            su novio Gerardo Amaranto, de 26, sin planearlo. Hace una hora
                                                                                                            que, como cada día, suena a todo volumen una misa de la iglesia
         DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN                                                                        evangélica de al lado. Esta guarda más parecido con un concierto
                                                                                                            de hardcore que con una eucaristía.
                                                                                                             “Las víboras se van cuando tú tienes fuego. Las víboras se van
                                                                                                            cuando tú tienes fuego”, repite sin parar el cura, acompañado de
                                                                                                            una batería, bajo y percusión. Todos con los ojos cerrados y poseí-
                                                                                                            dos por la música. “Esto es así toda la mañana. Aquí uno va a
                                                Por NOOR MAHTANI                                            misa quiera o no quiera”, dice la madre, quien calcula que en las
                                                                                                            cinco cuadras de su barrio hay unas doce o trece más como estas.
                                                                                                              Las arraigadas posturas conservaduristas en la ruralidad
               lgo en los ojos de doña Teresa Mejía se apagó cuando   Frente a las dos literas rojas, cuelga toda la ropa de la familia   hacen que el campo se convierta en un eje prioritario del
               se enteró de que su nieta Dianny Mateo Mora, de   amontonada en perchas enganchadas al marco de la puerta.  movimiento feminista. Ahí, Lidia Ferrer y las colegas de la
               entonces 14 años, iba a ser madre.          “Me decían que parecía tan santa que cómo así que salí emba-  Confederación Nacional de Mujeres Campesinas (Conamu-
        A “Habríamos querido que estudiara, que se prepa-  razada. Por eso no quiero salir, me mantengo en casa”, añade.  ca) llevan cuatro décadas reivindicando el derecho a la
        rara, ya que nosotras no tenemos una carrera”, susurrará   Dos pares de zapatitos de Dylan descansan al lado de un   soberanía alimentaria, a la tierra y a las urgencias de las
        minutos más tarde, cuando no la pueda oír.        bote casi vacío de leche en fórmula. Hace días que el novio de   mujeres que la trabajan. “Nosotras hacemos un trabajo para
          Ahora, la observa cargar con torpeza a Dylan y busca la   Dianny, de 22 años, quedó en reponerlo, pero no responde a las   despenalizar socialmente el aborto en las comunidades; nos
        mirada triste y esquiva de la que era “la niña de sus ojos”. La   llamadas. “Estará en la capital, ya aparecerá”, augura.  dedicamos a poner a la gente en los zapatos de estas niñas”.
        mira como si no la hubiera visto antes y sacude la cabeza.  Aunque desde 2021 existe una ley en el país caribeño que   El feminismo en República Dominicana no se entendería
          Todo pesa demasiado en la casa de las Mejía. Para Teresa   prohíbe el matrimonio infantil y las uniones tempranas, para   sin ellas. “Hacemos lo que le toca hacer al Estado”.
        tampoco es fácil encontrarse con esos ojos, como tampoco lo   Paula Avila-Guillen, directora ejecutiva de Women’s Equality   A Dianny la educación sexual casi ni la rozó. Si bien
        fue con su hija.                                  Center (WEC), aún queda mucho que hacer para acabar con   recuerda haber tenido “una o dos” clases de prevención de
         “Yo fui madre con 19 años, Pahola, con 15. Y ahora ella…  la normalización de relaciones de hombres mayores con niñas:   embarazo, su novio le dijo que él no quería tener relaciones
        Es como si hubieran repetido mi historia. Batallamos con lo  “Puede que en el país exista voluntad política para cambiar las   sexuales con preservativo.
        mismo”, lamenta en su modesto rancho de Palenque, un muni-  cosas, pero falta coraje. Falta el coraje de apostar por lo que es   No tuvo a quién acudir ni a quién consultar, pensó que no
        cipio rural al sur de República Dominicana.       correcto, independiente de las consecuencias que esto pueda   pasaría nada. Leissy, por el contrario, nunca escuchó hablar
          Mientras, el balbuceo del pequeño es lo único que rompe   traer”. Y es que, pelear por los derechos de las niñas y las mujeres   en la escuela de enfermedades de transmisión sexual o de
        el silencio en esta casa de mujeres resilientes y cuidadoras   ha estado solo en agenda solo durante periodos preelectorales,   anticonceptivos. Tampoco lo escuchó antes de que le pincha-
        que no eligieron serlo. “Lo mismo”, eso a lo que se refiere doña   lamenta Avila.                   ran hormonas horas después de dar a luz.
        Teresa, es la violencia de género, la crianza en soledad y las    De acuerdo con un estudio de Unicef, la eliminación del matri-  “Yo pregunté a la enfermera qué es lo que le estaban inyec-
        miradas de la gente. En el caso de Dianny, además, se le suma   monio y uniones tempranas efectiva podría haber reducido la   tando a mi hija y me dijeron que era la planificación. Al
        el abandono escolar. Una de cada cinco adolescentes menores   pobreza a nivel nacional del 30,5% al 27,7%; y del 41% al 32,1%   principio, me enfadé porque esas cosas se consultan, ¿no?
        de 19 años es madre en República Dominicana. Y la mitad de   en los hogares donde las mujeres se casaron en edad temprana.  Pero luego pensé que así mejor, que no traiga más chiquillos
        ellas deja la escuela para maternar.              ‘Desembarazarse’                                  ahora”, cuenta en el salón de su casa Leidy Pozo, madre
          En el caso de esta joven menuda y tímida, fue por el bullying   A ninguna de las Mejía se les pasó por la cabeza que Dianny   de Leissy y otros tres hijos. Cuando Leissy escuchó por
        de sus compañeras. “Dejé de ir porque se reían de mí”, susurra   abortara. “La Biblia dice claramente que no matarás”, zanja   primera vez que hay muchas otras formas de planificar, ya
        en su pequeña habitación en la que duerme con sus hermanos   doña Teresa. Casi que ni siquiera se les ocurrió nombrarlo. En   era tarde. “¿Pero hay alguna que no me haga engordar como
        y ahora con su hijo de tres meses.                República Dominicana, las mujeres no hablan de aborto, sino de   esta?”, pregunta.
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