Page 12 - DiarioTiempo-19-09-23
P. 12
12
LA EXTINCIÓN DE ESPECIES ES veces más veloz de lo que cabría esperar si hubiese seguido
En ese tiempo, 73 géneros se extinguieron a un ritmo 35
35 VECES MÁS RÁPIDA DESDE LA la velocidad de los 65 millones de años previos.
Sin la influencia humana, habrían sido necesarios
APARICIÓN DE LOS HUMANOS 18.000 años para ver desaparecer tantos géneros. Según
los autores, al menos un tercio de los vertebrados conocidos
están perdiendo población y se ven arrinconados en ecosis-
temas cada vez más pequeños.
Un estudio muestra que en los últimos cinco siglos han desaparecido 73 ramas Al principio del siglo XX había 10 millones de elefantes.
completas del árbol evolutivo Hoy hay menos de medio millón y han desaparecido de
muchos de los países que habitaban hasta hace poco.
La pérdida de un género entero puede tener un impacto
POR DANIEL MEDIAVILLA en el funcionamiento de un ecosistema completo.
La homogeneización impuesta por los humanos en su
entorno está haciendo desaparecer también un equilibrio
n un libro sobre el futuro de la inteligencia artifi- Pese al impacto de la humanidad sobre los ecosistemas beneficioso para nuestra existencia y cambiando el curso
cial, el profesor del MIT (Instituto Tecnológico de terrestres, solo suponemos el 0,01% de la biomasa del de la evolución.
Massachusetts) Max Tegmark plantea un escena- planeta. “En el este de Estados Unidos desaparecieron los grandes
Erio absurdo y aterrador: si no fuésemos capaces de Sin embargo, los humanos continúan su avance, redu- depredadores, osos, pumas, lobos, y aumentaron los
transmitirles con precisión nuestros objetivos, las máqui- ciendo el espacio para otros animales y quedándose cada venados de cola blanca de una manera estratosférica, y
nas podrían adoptar un objetivo propio muy alejado de vez más solos. también de ratones. Los venados y los ratones son hospeda-
nuestros intereses, como transformar en clips metálicos Esta sexta extinción masiva, después de otras produci- dores de unas garrapatas que transmiten una enfermedad
todos los átomos del universo, incluidos los de nuestros das por meteoritos, como el que acabó con los dinosaurios, muy grave que es la enfermedad de Lyme. Eso ha hecho
propios cuerpos. o procesos geológicos extremos, es la primera causada por que haya millones de casos por año en EE UU”, ejemplifica
Criticados por lo extravagante de su fin, la mente mecá- un solo animal. Gerardo Ceballos.
nica podría excusarse en que fue entrenada observando a Y el impacto no se ciñe a especies aisladas. Según un En un tono menos pragmático, Paul Ehrlich, profesor de
sus creadores. artículo que hoy se publica en la revista PNAS, se están la Universidad de Stanford y coautor del estudio, dice que
En las últimas décadas, la inteligencia humana ha mutilando ramas enteras del árbol de la evolución. “estamos perdiendo los únicos compañeros vivos que cono-
logrado una expansión de la especie sin precedentes Animales como el tigre de Tasmania o el delfin del Yangtsé cemos en todo el universo”.
gracias a un uso del ingenio para, con una eficiencia homo- fueron los últimos de su género, un concepto que agrupa a La pérdida de biodiversidad y la sobreexplotación del
geneizadora terrorífica, convertir a los otros seres vivos en varias especies relacionadas entre sí. espacio salvaje está facilitando el salto de enfermedades
alimento para mantener a más humanos y en productos El trabajo, liderado por Gerardo Ceballos, investigador entre animales y humanos, como sucedió con la covid, pero
para hacerles la vida más agradable. de la Universidad Nacional Autónoma de México, examinó también está destruyendo recursos que pueden servir para
Esa especie, cuyos ancestros tuvieron momentos críticos 34.600 especies de 5.400 géneros de vertebrados durante mejorar la salud humana.
en los que fueron poco más de mil individuos, supone ya el los últimos 500 años a partir de bases de datos como la de Uno de los géneros desaparecidos es el de las ranas
36% de todos los mamíferos que existen. la Unión Internacional para la Conservación de la Natu- incubadoras gástricas (Rheobatrachus), que vivían en los
Otro 60% son animales como las vacas, criados para raleza. bosques tropicales de Queensland, en Australia.
alimentar personas, y solo un 4% son animales salvajes. Estos animales tenían un peculiar sistema reproductivo.
Las hembras se tragaban los huevos fertilizados y conver-
tían sus estómagos en úteros donde crecían los renacuajos.
Como las ranas tenían que apagar la secreción de ácido
en su estómago para proteger a sus crías, eran un intere-
sante modelo de investigación para enfermedades como el
reflujo gástrico y los cánceres asociados, pero ya no queda
ninguna sobre la Tierra.
Animales como estos, pese a su escaso número, pueden
además desempeñar un papel importante en el manteni-
miento de equilibrios ecológicos.
Ceballos afirma que sus datos son una llamada a la
acción y que “si no actuamos en la escala necesaria, habrá
un colapso de la civilización.
El ser humano no se va a extinguir, pero se darán estas
situaciones de las películas apocalípticas en las que solo
sobreviven los más fuertes”, añade.
En el pasado, después de cada gran extinción, que en
ocasiones han llegado a aniquilar más del 70% de la vida
en la Tierra, el árbol de la vida se reconstruyó con la lenta
aparición de nuevas especies.
“Pero fueron necesarios 15 o 20 millones de años y la
humanidad no puede esperar tanto”, advierte Ceballos.
Para evitar o mitigar el colapso, los autores demandan
una inversión sin precedentes, con una especial atención
a la conservación de los bosques tropicales, que son los
lugares donde mayor biodiversidad se encuentra.
“Esto tal vez costaría 400.000 millones de dólares, que
es una cantidad importante, pero si seguimos como hasta
ahora habrá un colapso mucho más generalizado de lo que
estamos viendo”, alerta Ceballos.
Pese al grado de comprensión del problema que estudios
como el que hoy publica PNAS ofrecen sobre la dimensión
del desafío ecológico al que se enfrenta la humanidad, la
única especie inteligente conocida del universo está cada
La población mundial de elefantes ha descendido de los 10 millones a principios del siglo XX a los 450.000 actuales vez más cerca de asfixiarse con su propia eficiencia para
NURPHOTO (NURPHOTO VIA GETTY IMAGES) sobrevivir y reproducirse. (El País, España)