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IDIOMA
Goma, gomita y gominola, La contrarrevolución
alternativas a gummy
revolucionaria en el siglo XXI
Ecomo toda revolución, efectos destruc-
El término inglés gummy, que se aplica a ciertos caramelos
masticables elaborados con gelatina o gelificante, tiene las
alternativas en español de goma, gomita y gominola, según
el país.
En los medios va siendo cada vez más frecuente encontrar
el anglicismo crudo, como se ilustra en los siguientes ejem-
plos: «La nueva gama de ‘gummies’ veganas y sin azúcar»,
«Probamos los gummies de vinagre de manzana más vendi-
dos» o «Los primeros gummy bears se prepararon en el patio
interior de una casa».
Mientras que el diccionario académico recoge gominola Fernando Mires rados por el progreso tecnológico pero también
como voz propia de España con el sentido de ‘golosina
blanda masticable, generalmente recubierta de azúcar’, el
Diccionario de americanismos ofrece las variantes goma y
gomita, que son las habituales en muchos países america-
nos, aunque hay más opciones, como caramelo de goma y
caramelo gomoso. Cuando este dulce tiene forma de oso, se
emplean expresiones como osito de goma, osito de gomita u
osito de gominola, que son preferibles a gummy bear.
DATA DE LA HISTORIA
Concilio de Trento
En 1545 comenzó el Concilio de Trento, un concilio crucial de
la Iglesia Católica que duró hasta 1563 para responder a la
Reforma Protestante, reafirmando dogmas (como los siete
sacramentos y la autoridad papal) y condenando la teología
protestante, mientras reformaba abusos internos (como la
venta de indulgencias) y establecía la formación del clero en
seminarios, definiendo el catolicismo hasta el siglo XX.
Objetivos Principales del Concilio:
Definición Doctrinal: Aclarar y reafirmar las enseñanzas
católicas frente a las doctrinas protestantes (sola fide, sola
scriptura, etc.).
Reforma Interna: Corregir abusos y la corrupción dentro de
la Iglesia, como la venta de indulgencias, y mejorar la disci-
plina del clero.
Además, reafirmó que la fe y las buenas obras son necesa-
rias para la salvación, no solo la fe.
Declaró la Vulgata Latina como la versión oficial y la Tradi-
ción como fuente de autoridad junto a la Biblia.
sa contrarrevolución revolucionaria muy lejos de la figura patriarcal del antiguo jefe
(también podríamos llamarla revo- de familia, ideal de los conservadores. Trump es
lución contrarrevolucionaria), ejerce, solo uno de ellos, aunque puede ser considerado
un arquetipo. Pues bien, esa contradicción es la
tivos. El más llamativo de ellos reside en el que precisamente nos ilustra acerca del carácter
hecho de que la llamada sociedad de clases se dual de las nuevas olas políticas. Pre-modernos
encuentra en vías de extinción, siendo susti- y postmodernos unidos en contra de los tiempos
tuida por una antisociedad de masas. Pero no modernos.
por las masas callejeras del pasado, al fin y al La alianza entre las elites y la chusma, consi-
cabo, habitantes de una polis, y por lo mismo, no derada por Hannah Arednt como base de los
carente de ligazones internas. Estamos hablan- movimientos y partidos totalitarios, se ha hecho
do de una masa digitalizada, formada por indivi- nuevamente presente, pero esta vez en forma
duos desconectados entre sí, sujetos que solo son abiertamente contradictoria.
tales cuando aparecen en escena convocados ¿Cómo puede ser posible que esos grandes
desde las las redes por un líder supremo a quien millonarios algunos cuya inmoralidad personal
se entregan sin concesiones a fin de aventar no conoce límites, sean seguidos con fervor por
la soledad interior y exterior que las consume. movimientos extremadamente conservadores
Una masa formada por los desocupados gene- patriarcales y familiaristas? La respuesta no
puede ser otra: ellos, líderes y liderados, aún
de contingentes laborales cuyos empleadores siendo radicalmente diferentes, están situados
siempre ocasionales proceden de empresas en contra de la modernidad liberal, democrática
y oficinas robotizadas constituida por robots, y constitucional que conocemos. Por eso ambas
zoombies conectados a sus smarts, en breve: alas, la conservadora y la anarquista, difunden
seres que no saben qué son, ni adonde van, pero una suerte de “política de la antipolítica”, una
que, al encontrar un líder, imaginan poseer lo que pone al servicio de sus objetivos la destruc-
que no tienen; un futuro, una razón de ser, un ción de la política y, por lo mismo, la destrucción
sentido histórico de vida. Luego de sus marchas de la polis como “habitat” de la política. Solo así
y desmanes, desaparecerán de nuevo al interior nos explicamos por qué los temas extremada-
de sus cavernas digitales, hasta la próxima mente nacionalistas que esgrimen los nuevos
ocasión cuando sean llamados en nombre de líderes populistas de la derecha, sean apoyados
izquierdas y derechas imaginarias a vitorear, a por una elite mundial que controla e impone un
actuar, a votar, a destruir los pilares del orden nuevo orden basado en la difusión y en la lógica
establecido.
de las nuevas tecnologías.
Los líderes que los convocan les hablan de la Quienes conducen y financian a las masas
grandeza pasada de sus naciones, los invocan a ultranacionalistas son cualquier cosa, menos
ser grandes otra vez, a expulsar de sus territorios nacionalistas. No hay nada más cosmopolita,
a los invasores que vienen desde países empo- por ejemplo, que las reuniones que tienen lugar
brecidos a comerse sus perros regalones. Es la en ese nuevo Olimpo llamado Silicon Valley
masa reaccionaria a la que interpelan los Orban, entre los potentados de las nuevas tecnologías.
los Ficos, los Mileys, los Katzs, los Bukeles, los Ni Musk, ni Bezos, ni Zuckerberg, y tantos más,
Erdoganes, los Abascales, los Lepenes, todos representan los intereses de determinadas
seguidores de Trump y por cierto admiradores naciones; todo lo contrario, sus intereses son
de Putin, el hombre que intenta recuperar a su internacionales e incluso globales.
gran nación, en nombre de Dios y en contra de Cierto es que un Trump obtuvo gran capital políti-
los “fascistas ucranianos”. co agitado temas patrioteros, un nacionalismo muy
Este es el trasfondo de la irrupción de las radical que propagaba una aversión a todo lo que
extremas derechas, como tan mal las llaman no sea americano. El mismo ha intentado, además,
algunos comentadores sin imaginación. La presentarse en la arena pública como un defensor
verdad, no son tan de derechas ni son tan de los intereses económicos de su nación en contra
nuevas. En parte se trata, para decirlo en breve, de la dictadura de una globalización impulsada,
de los antiguos populistas pero esta vez con según su decir, desde China. Pero Trump, y el mismo
retórica y ropajes fragmentados de la antigua Xi Jinping, no están en contra de la globalización,
derecha la que, en diversos países, incapaz de sino en una lucha diferente, a saber: la de intentar
conducir a los nuevos actores sociales, se ha controlar desde sus estados a una globalización que
entregado a la conducción de líderes libertarios no tiene límites fronterizos. Lo que buscan, y ocultan,
e i-liberales. Interesante es constatar que tales no es independizar a sus países de la globalización
levantamientos de masa, aún en formato elec- sino convertirlos en vanguardias de la globalización.
toral, buscan como objetivo la recuperación de Globalización sí, internacionalidad de los mercados
un imaginario orden perdido, la recuperación de sí, pero todo controlado desde Washington. Por eso
la familia tradicional, la penalización del aborto, tampoco es cierto que Trump sea un anti-europeísta,
en contra del matrimonio igualitario, e incluso como lo es el fundamentalista JD Vance, por ejemplo.
como en Hungría, Polonia y Turquía, el regreso Trump no está en contra de Europa, pero sí está en
de la religión al poder. contra de los gobiernos democráticos de Europa. De
No deja de llamar la atención que precisa- ahí las excelentes relaciones que ha establecido con
mente los líderes de movimientos que se dicen los gobiernos de Hungría y de Turquía, ambos ultra-
recuperadores del pasado sean, como lo es nacionalistas, pero a la vez dispuestos a formar parte
Trump, personajes anárquicos, desordenados, de las redes internacionales tejidas desde los EE UU.
atrabiliarios, disolutos y cuya conducta social y Tampoco es cierto que Trump esté en contra del libe-
sobre todo sexual, con algunas excepciones, está ralismo.