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        RECUERDOS, EMBARAZADAS Y GANAS                                                                      lo de más allá huele a quemado, etc.

                                                                                                              Además, la mayoría de los olores que percibimos no son
        DE COMPRAR: LOS SORPRENDENTES                                                                       simples, sino mezclas de otros muchos olores.
                                                                                                              Por ejemplo, en un caldo de cocido puede haber decenas de
        PODERES DEL OLFATO HUMANO                                                                           diferentes odorantes. Sin embargo, la percepción del olor en
                                                                                                            humanos es tan sintética que hasta el mejor de los entrenados
                                                                                                            enólogos no es capaz de percibir más de tres componentes de
                                                                                                            una mezcla.
                                                                                                              ¿Se imagina usted la gran cantidad de vocabulario que nece-
        Aunque solo prestemos atención a lo que huele mucho, las personas detectamos,                       sitaríamos para dar nombre a todos los miles de olores que
        incluso sin ser conscientes, olores muy sutiles que alteran nuestro comportamiento                  somos capaces de percibir?
                                                                                                            Olores sin nombre
                                                                                                              Si no tenemos nombres para los olores es porque el olfato no
        POR IGNACIO MORGADO BERNAL                          Aunque solemos tener dificultad para saber de dónde viene   es un sentido analítico, es decir, no ha evolucionado para que
                                                          un olor, moviendo la cabeza o el cuerpo podemos localizar el   conozcamos cómo son las cosas que olemos, sus características
               uando nuestros primitivos antepasados se elevaron   objeto que huele, y hasta podemos aprender a seguir un rastro   y detalles precisos, pues para eso tenemos otros sentidos, como
               sobre sus patas y dejaron de ser cuadrúpedos, los   oloroso en un campo; no tan bien, desde luego, como muchos   la vista.
               telesentidos (vista y oído), muy poderosos para perci-  animales.                              El  olfato  ha  evolucionado  para  identificar  las  cosas  que
        Cbir las ocurrencias de la lejanía, se impusieron a los   A pesar de tener esa gran sensibilidad olfativa, solo presta-  olemos, es decir, para saber qué es lo que huele y tomar
        sentidos proximales (gusto y olfato), más estrechamente rela-  mos atención a lo que huele mucho, y poca a lo que huele poco,  medidas como no comerlo o buscar dónde está el fuego.
        cionados con la supervivencia, con comer y con evitar peligros.   incluso cuando también estamos capacitados para detectarlo.  Ningún intento conocido de establecer nombres para los
          Pero, lejos de perecer, esos sentidos químicos ancestrales   Generalmente, minusvaloramos nuestra propia capacidad   olores ha tenido éxito, pues incluso la mejor de esas clasifi-
        siguen formando parte esencial de nuestra naturaleza.   olfativa; salvo, eso sí, cuando el olor es desagradable y molesto,  caciones deja fuera muchos olores, conocidos y desconocidos.
          Aunque no nos demos cuenta, los humanos de hoy seguimos   pues a los malos olores les prestamos más atención.   Por otro lado,  la experiencia  popular  sostiene  que  las
        teniendo un poderoso sentido del olfato.            Los dependientes de perfumería o los catadores de vino   mujeres de todas las edades suelen identificar los olores mejor
          Entre dos piscinas olímpicas llenas de agua, un humano   mejoran su olfato con la práctica, y el olfato también mejora   que los hombres; por supuesto, siempre que no sean fumado-
        puede detectar por el olfato la que contiene disueltas unas   cuando hace mucho que no comemos y tenemos hambre, pues   ras, pues los fumadores, sean hombres o mujeres, tienen peor
        gotitas del odorante mercaptano, un producto que se le suele   entonces las células de las paredes del estómago segregan una   olfato que los no fumadores.
        echar al gas propano para identificar su presencia y poder   hormona especial, la grelina, que viajando por la sangre llega   Lo que no es cierto, aunque mucha gente lo crea, es que las
        detectar sus fugas en las cocinas domésticas o en cualquier   al cerebro donde, además de activar los circuitos neuronales   mujeres embarazadas tienen más sensibilidad olfatoria, pues
        otro lugar en que se utilice.                     del hambre en el hipotálamo, estimula también la exploración   no hay pruebas científicas de ello.
          Podemos también distinguir dos olores que difieren solo un   mediante el esnifado y aumenta la sensibilidad olfatoria, todo   Lo que sí parece cambiar en tiempo de gestación es el valor
        7% en su concentración y, por el olor, podemos saber si una   lo cual ayuda a localizar, identificar y seleccionar comidas.  hedónico de muchos olores, haciendo, por ejemplo, que las
        camiseta es la que hemos llevado nosotros mismos u otra   Imaginemos que nos encargasen clasificar frutas por su olor.  embarazadas generen aversión a los olores familiares de
        persona hasta 24 horas después de ser usada.      ¿En qué olor clasificaríamos una naranja? ¿Y un melón o un   ciertas comidas.
          Un padre o una madre pueden distinguir el olor de su bebé   plátano?                                La mujer embarazada, cuando algunos olores le producen
        del de otro bebé. Por su específico olor corporal, podemos detec-  Si tuviésemos muchas frutas para clasificarlas por su olor,  un rechazo mayor de lo habitual, cree que es más sensible a
        tar la pareja que mejor se nos acopla genéticamente.   lo más probable es que acabaríamos haciendo tantas casillas   ellos; cuando en realidad no lo es, sino que no le gusta su olor.
          Así, si una mujer huele las camisetas que han llevado varios   como frutas diferentes. Aunque podemos discriminar miles de   Se ha comprobado también que los olores y sabores de la dieta
        hombres, puede resultarle más agradable la del hombre con   diferentes olores, no tenemos nombres para cada uno de ellos.  de la madre durante la gestación, y el propio olor distintivo de
        quien sería menor la probabilidad de tener un descendiente   En realidad, para ninguno.             la madre, influye en las preferencias y percepción de olores de
        con alguna enfermedad, por razones de incompatibilidad   El olfato es el único sentido para cuyas múltiples experien-  sus bebés una vez que nacen.
        genética.                                         cias no tenemos nombres específicos como sí los tenemos para   Los odorantes en el líquido amniótico y en la leche materna
          Por supuesto, no es oliendo camisetas como elegimos pareja,  los colores (rojo, verde, amarillo) o los gustos (salado, dulce).   pueden  ejercer  ese  tipo  de  influencia,  alterando  quizá  la
        pero la prueba funciona y debió desempeñar un importante   Describir específicamente un olor es difícil, pues en el mejor   organización del cerebro olfativo en desarrollo de su feto o del
        papel promotor de la supervivencia en la evolución de los   de los casos lo que acabamos diciendo es que una cosa huele a   recién nacido.
        animales.                                         otra: esto de aquí huele a rosas, aquello huele a tierra mojada,   Más extraño es lo que ocurre en ocasiones en las que, como
                                                                                                            por arte de magia, pasamos de un estado normal a cierto
                                                                                                            estado de euforia o, contrariamente, a una sensación de males-
                                                                                                            tar o enfado sin que sepamos por qué.
                                                                                                              Ahora sabemos que, entre otras posibles causas, esos
                                                                                                            cambios repentinos pueden tener su origen en odorantes
                                                                                                            ambientales, incluso  cuando  su  concentración  en  el  aire
                                                                                                            circundante sea tan baja que no llegamos a percibirlos cons-
                                                                                                            cientemente. No olemos nada, pero cambia nuestro humor.
                                                                                                              En efecto, se ha demostrado que, aunque no nos demos
                                                                                                            cuenta, algunos estímulos olfatorios subliminales tienen la
                                                                                                            sorprendente capacidad de afectar al estado de ánimo, a los
                                                                                                            juicios sociales y a las valoraciones que hacemos sobre las
                                                                                                            cosas o sobre el consumo comercial de las personas, como bien
                                                                                                            saben los especialistas en neuromarketing. Los olores desa-
                                                                                                            gradables, incluso cuando son inconscientemente percibidos,
                                                                                                            empeoran el humor e inducen ansiedad en las personas.
                                                                                                              Contrariamente, se ha comprobado que la dispersión de un
                                                                                                            agradable aroma de naranja en la sala de espera de un dentis-
                                                                                                            ta mejora el humor de las pacientes; solo el de las mujeres, pero
                                                                                                            no el de los hombres, quizá por la mayor sensibilidad olfativa
                                                                                                            de las primeras.
                                                                                                            De los estados de ánimo al consumo
                                                                                                              Donde mejor se ha constatado la influencia social de los
                                                                                                            olores es en la industria del consumo, en el comercio. Se ha
                                                                                                            comprobado que la dispersión de un odorante agradable en un
                                                                                                            centro comercial no solo incrementa positivamente la percep-
                                                                                                            ción de los compradores, sino también el dinero gastado (sobre
        La mayoría de los olores que percibimos no son simples, sino mezclas de otros muchos olores. KLAUS VEDFELT   todo por los jóvenes) y también la memoria y apreciación del
        (GETTY IMAGES)                                                                                      lugar que le queda a la gente.
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