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UNA DÉCADA PARA SALDAR laboral o la pobreza; un escenario que solo empeoró tras
La mayoría vive en la precarización e informalidad
la pandemia. Por eso, para Haro, las deudas son muchas.
DEUDAS CON LAS MUJERES un favor, es un derecho”.
“A nosotras nada se nos da gratis. Lo que pedimos no es
La decisión de establecer el Decenio
Interamericano es un gran primer paso.
RURALES DE AMÉRICA LATINA 35 países miembros para el acceso a los derechos, los
Esta iniciativa de carácter interseccional busca
construir y ejecutar un plan de acción efectivo en los
En la región hay 58 millones de mujeres campesinas; solo el 30% de servicios y a las medidas de prevención, erradicación y
reparación de todas las formas de exclusión, discrimina-
ellas tienen tierra a su nombre. La OEA plantea diez años de trabajo ción y violencia que sufren las mujeres y niñas que viven
intersectorial para cerrar brechas en entornos rurales.
La metodología para llegar a ello será cosa de estas
diez mujeres latinoamericanas que se sentarán periódi-
Por NOOR MAHTANI de las Américas. camente para darle forma a una agenda de trabajo, con
Esta iniciativa, proclamada por la Organización de muchos puntos a mejorar.
ay pocos cargos comunitarios que no haya Estados Americanos (OEA), pretende equilibrar la Tierra, producción, trabajo y
ocupado ya Luz Haro Guanga; presidenta de la balanza a partir de 2024.
junta parroquial de Fátima (Ecuador), fundado- “El mundo está en deuda con nosotras; estos diez comercialización; nacimiento, vida y
Hra de la asociación de mujeres, promotora de la años tienen que servir para darle la vuelta”, explicaba muerte del agua; violencia y derecho;
primera escuela de mujeres libres de la Amazonía, conse- mediante una videollamada esta lideresa.
jera Nacional del Consejo Nacional Electoral de Ecuador… En América Latina y el Caribe, alrededor de 58 millo- participación ciudadana; comunicación
Esta ecuatoriana de 74 años lleva toda una vida “constru- nes de mujeres viven en el campo realizando trabajos comunitaria y TIC; cambio climático y
yendo ciudadanía de abajo a arriba”. fundamentales para la seguridad alimentaria y el sus afectaciones a la naturaleza y micro
Pero hay un título que la emociona algo más que el cuidado del planeta. Además, preservan y transmiten
resto: ser una de las diez mujeres campesinas a cargo saberes tradicionales sobre la salud y el cultivo. producción.
de una mesa de decisión para empezar a desgranar las Ellas suelen ser las cabezas de familia y las que cuidan.
prioridades en la región tras la declaración del Decenio Sin embargo, apenas el 30% tiene acceso a alguna forma “No quiero ser irreverente, pero esto es como la biblia”,
de las mujeres, adolescentes y niñas en entornos rurales de posesión de la tierra. dice Haro con cierto reparo. “Esto es lo que reconocen las
mujeres de la ruralidad como las prioridades y las líneas
de trabajo”.
Una agenda que comparte Alejandra Mora, secretaria
ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres
(CIM/OEA).
“Promover la economía para las mujeres que produ-
cen alimentos y trabajan en el mar no es algo benéfico.
Estamos hablando de 20 millones de población económi-
camente activa”, cuenta en una videollamada a princi-
pios de agosto.
“Esto no es solo una declaración y ya.
Estas 10 mujeres encargadas de abrir el
camino van a ser también las veedoras
durante esta década tan importante”.
Aunque para Mora, el itinerario de las mujeres, “lo
tienen que escribir las mujeres”, interpela a los estados,
sindicatos y empresas.
“Y a los hombres. Para la transición total tiene que
existir una construcción de masculinidades distintas.
Que acompañen, que entiendan, que den el espacio.
Estas transformaciones son lentas, pero esta es la forma
de hacerlo”.
“Ellos migran, nosotras nos quedamos en la selva”
Otro de los temas que más preocupan
a las expertas es la migración. En una
ruralidad con pocos incentivos para
quedarse, es difícil no migrar para la
ciudad o para otros países.
“El Decenio es un justo resarcimiento por los años
de exclusión y olvido. Los gobiernos invierten lo que
quieren en obras físicas, pero no en el talento humano.
No hacen nada para valorarnos”, explica Haro.
“La gente humilde se queda con las tierras menos
accesibles y adecuadas. No hay bienes ni servicios en
la ruralidad y, así, los hombres migran y nos quedamos
nosotras en la selva”.
Según la OIM, la migración en el continente aumentó
un 37,8% entre 2010 y 2019.
Una mujer cultiva arroz en la ciudad de Lérida, en el departamento de Tolima, en Colombia, en julio de 2022. ANADOLU “Queremos quedarnos y tener una vida digna”. (El
AGENCY / GETTY IMAGES País, España)