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Gaza: expulsados pero
encerrados
Por: BLANCA GARCÉS MASCAREÑAS
un año de los ataques liderados por Hamás, el 7
de octubre, la ofensiva israelí en Gaza ha provo-
cado el desplazamiento forzado de casi dos
A millones de personas, lo que representa el 85 %
de la población gazatí. Según un artículo publicado en
The Lancet, las muertes relacionadas con el conflicto
(no solo por acción directa, sino también por desnutri-
ción o falta de asistencia sanitaria) habrían alcanzado
las 186.000 en junio pasado. Ya sean muertes directas
o indirectas, la campaña militar en Gaza ha llevado
al índice de mortalidad diaria más alto del siglo XXI.
¿Dónde queda la comunidad internacional?
Tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial, el
derecho internacional humanitario surgió para prote-
ger a la población civil cuando los mecanismos de
prevención o resolución pacífica de conflictos fallaban.
No pretendía acabar con la guerra, pero sí humanizar-
la, estableciendo un equilibrio entre dos imperativos
aparentemente irresolubles: la necesidad militar y la
humanidad en común. Esto pasa por prohibir con rotun-
didad actos como la tortura, la violación, la toma de
rehenes, el ataque a la población civil o causar heridos.
No hay duda de que este primer año en Gaza demuestra
su fracaso absoluto.
Cuando la protección de la población civil en contex-
tos de conflicto falla, entonces queda el derecho a la
protección internacional. Sin embargo, para ello es
necesario cruzar una frontera y es justamente esto lo
que queda absolutamente fuera de cuestión respecto a
la población gazatí. En pocas palabras, se les expulsa
pero no hay salida posible.
La explicación es doble. Por un lado, darles salida a
otro país implicaría facilitar y en cierta forma aceptar
los planes de Israel, es decir, la expulsión definitiva de
los palestinos de la franja de Gaza. Para muchos pales-
tinos, quedarse es también una forma de resistir. Por
otro lado, los países vecinos no quieren más refugiados
ni importar (más de lo que ya está) el conflicto palesti-
no-israelí. El rey Abdalá II de Jordania fue muy claro
al respecto: “Ni refugiados en Jordania, ni refugiados
en Egipto”.
Pero el derecho a la salida, y por lo tanto a la protección
internacional, debería ser incuestionable. Tras el último Estudiantes palestinos en una clase en el campo de refugiados de Jan Yunis, en el sur de Gaza.
episodio de genocidio de los rohinyás en agosto de 2017, a
nadie se le ocurrió decir que la mejor opción era encerrar- la Convención de Refugiados (art. 1 D), en caso de que rio con Egipto: 200 millones de euros a cambio de contro-
los en Myanmar para evitar que fuesen expulsados de sus la UNRWA dejara de (poder) garantizar protección a los lar la migración.
tierras. Es cierto de que, en el caso de la población pales- palestinos, estos pasarían a estar sujetos a la Convención En todo ello, hay un hilo conductor: dentro de las fron-
tina, se podría argumentar que la agencia de Naciones (ergo bajo el mandato de ACNUR, el Alto Comisionado de teras, la destrucción del adversario se antepone a las
Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) ya les las Naciones Unidas para los Refugiados) “ipso facto”. ¿No vidas; a nivel internacional, la geopolítica tiene prioridad
da protección dentro de sus fronteras. Pero la situación sería pues el momento de plantearlo? Hasta el momento, sobre el derecho. Es urgente volver al derecho interna-
en Gaza, que según la propia ONU ha “alcanzado niveles ACNUR apenas se ha pronunciado sobre la cuestión de cional y reconciliar lo que es políticamente posible con lo
de emergencia sin precedentes”, pone en entredicho este los refugiados palestinos en Gaza. que es legal, aceptable y justo. Como cualquier persona
supuesto. Sin derecho a la salida y al reconocimiento a la protec- desplazada forzosa, la población palestina tiene derecho
Hay que recordar que las dificultades de la UNRWA para ción internacional, la alternativa pasa o por quedarse a reconstruir sus vidas en un lugar seguro y con dignidad.
dar protección a los palestinos en Gaza vienen también bajo los bombardeos o por pagar entre 5.000 y 10.000 Esto implica reconocer su condición de refugiados, faci-
determinadas por la acción directa del Estado de Israel, dólares por persona para poder cruzar la frontera con litar el acceso a condiciones materiales de vida dignas y
que ha impuesto límites asfixiantes a la ayuda humani- Egipto. Con una crisis socioeconómica galopante y abordar la solución, que, tal como obliga el derecho inter-
taria, ha puesto en riesgo la seguridad de sus trabaja- nueve millones de refugiados, no hay duda de que el 7 de nacional, pasa por la restitución y, para los que han huido,
dores y ha acusado a la agencia de terrorismo, lo que ha octubre ha puesto a Egipto en el centro del tablero. En el retorno. Lo contrario, es decir, seguir priorizando los
llevado a muchos de sus principales donantes (entre ellos marzo (con Estados Unidos detrás), el FMI aumentó un intereses a las vidas, es inasumible: básicamente, porque
Estados Unidos) a retirar la financiación, aunque nunca préstamo inicial de 3.000 a 8.000 millones de dólares. El renunciar a nuestra humanidad en común no puede ser
se han llegado a proporcionar pruebas fehacientes. Según mismo mes, la Unión Europea firmó un acuerdo migrato- sino sinónimo de barbarie.