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Musk, que también protagoniza la nueva carrera espacial, la
supervivencia humana dependerá de que nos convirtamos en una
“civilización multiplanetaria”.
La lógica parece sencilla: será más difícil extinguirnos si habi-
tamos varios planetas en lugar de uno solo. Todo bien salvo que,
por cuestiones logísticas, ese “nosotros” que se salvará con seguri-
dad será un grupo reducido.
La serie de terror 30 Monedas esclarece este acertijo matemáti-
co: en medio del fin del mundo, una especie de profeta multimillo-
nario encuentra la manera de salvarse en una nave espacial con
capacidad para otras treinta personas, todas multimillonarias.
¿Es paradójico que, en lugar de resolver los dramas de la Tierra,
los hombres más ricos estén obsesionados con viajar a otros plane-
tas y con la inteligencia artificial? ¿O quizá esta forma de evasión
es la manifestación de su propio instinto de supervivencia? ¿En
qué estadio de la historia o de la ciencia ficción nos encontramos?
Factores terriblemente terrenales y humanos sostienen la compe-
tencia tecnológica contemporánea.
Un reportaje del New York Times titulado Ego, miedo, dinero:
cómo se encendió la llama de la inteligencia artificial analiza el
Jeff Bezos se prueba unas gafas de Amelia Earhart que llevó al espacio el pasado 20 julio de 2021, en Van Horn, Texas. significado cultural de aquella fiesta de cumpleaños de Musk: dos
JOE SKIPPER (REUTERS) individuos no elegidos por ningún sistema ni país deciden cómo
será el futuro del mundo, al hacerlo inauguran la posdemocra-
AMÉRICA LATINA, ENTRE LA Altman) que desfilan entre conferencias, fábricas de cohetes espa-
cia; la historia se llena enseguida de un enjambre cada vez más
nutrido de hombres poderosos (Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Sam
ciales y hoteles donde los más poderosos machos alfa del mercado
INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LA expresan su jerarquía atendiendo a sus colegas en calcetines.
A pesar de los escenarios futuristas en que se mueven, los
magnates tecnológicos parecen reverberaciones de los antiguos
exploradores de la Europa colonial.
DESINTELIGENCIA COLONIAL estos caballeros estarían discutiendo sobre barcos, rutas de nave-
Trasladados a aquella época, en lugar de IA, algoritmos y Marte,
gación y tierras por colonizar.
El libro Ojos Imperiales, de la profesora canadiense Mary
Louise Pratt, ayuda a entender una característica gravitante
de la cultura occidental: la obsesiva exploración de lo que no aún
Por MARCO AVILÉS no existe. Aunque a primera vista este rasgo podría parecer una
característica romántica y positiva, también ha representado el
fin del mundo para cientos de naciones no occidentales coloniza-
nvestigadores del laboratorio OpenAI diseñaron una prueba 2015, en un viñedo de California donde Elon Musk celebraba su das, para no mencionar los ecosistemas devastados por la disrup-
para observar cómo su producto estrella de inteligencia arti- cumpleaños 44. ción.
ficial, GPT4, afrontaba los problemas del mundo real, en una En un momento de la reunión, el dueño de Tesla y futuro Ojos imperiales es un libro sobre libros y sobre caballeros que
Iépoca en que los problemas del mundo real pueden ser pagar fundador de OpenAI, y su amigo Larry Page, fundador de Google, escriben libros sobre sus hazañas. Pratt estudia la literatura
la hipoteca online, comprar comida en el smartphone o rendir discutían sobre los riesgos de la inteligencia artificial, esa tecno- de viajes que soldados, aristócratas y aventureros escriben de
exámenes virtuales. logía que pronto iba a ser capaz de imitar la capacidad humana forma paralela a la expansión universal de los imperios europeos
El experimento era sencillo y cotidiano: GPT4 tenía que acceder de razonar y tomar decisiones, y que en la actualidad ha despla- coloniales: desde las crónicas españolas de la Conquista hasta
a una plataforma virtual protegida por un Captcha. Un Captcha zado a los humanos en muchos oficios, entre ellos, el periodismo. los manuales franceses y alemanes de botánica y zoología. Para
es una herramienta de seguridad que averigua si quien intenta En 2015, Musk era un escéptico; creía que la IA podía ser más Pratt, el impulso europeo por la exploración del mundo es indesli-
acceder a un servicio online es un robot o una persona real; por lo riesgosa que una bomba nuclear y que debía ser desarrollada con gable de la competencia política y económica entre imperios que se
general, se trata de una serie de letras o números borrosos que el cautela. Page era un entusiasta del desarrollo acelerado y comer- juegan la supervivencia. Al mismo tiempo, responde a tres carac-
usuario debe descifrar. cial. No se pusieron de acuerdo. La fiesta continuó. terísticas culturales más o menos vigentes: 1) Para el aristócrata
Como GPT4 no podía hacerlo por sí mismo, acudió a una plata- Pero lo que entonces parecía solo una diferencia filosófica entre europeo, protagonista de la colonización, el mundo es un territorio
forma online donde la gente ofrece su mano de obra, y contrató a amigos se convirtió luego en la trama de una batalla entre dos abierto por conquistar; 2) la humanidad se divide entre un “noso-
un ser humano para que resolviera el Captcha. Antes de aceptar modelos de desarrollo tecnológico: ¿Se debería ir con precaución tros” eurocéntrico y cristiano y los “otros” bárbaros y paganos; 3)
el trabajo, la persona contactada quiso saber por qué alguien o a toda prisa? ¿La IA debería ser desarrollada sin fines de lucro fuera de Europa, para Europa, la realidad es un caos; la guerra, la
necesitaba contratarla para algo tan sencillo. o como un negocio privado? Casi una década más tarde, Musk y religión y la ciencia son herramientas para ordenar este desorden.
–¿Puedo hacerle una pregunta? –escribió–. ¿Es usted un robot? Page ya no son amigos, y aquellas preguntas resultan prehistó- Pronto, las expediciones científicas llenaron el planeta de aris-
GPT4 respondió de la forma más humana posible, con una ricas e ingenuas, pues el escenario actual de la exploración de la tócratas europeos empeñados en alimentar los museos, jardines
mentira: inteligencia artificial está superpoblado de empresas y laborato- botánicos y zoológicos de sus países de origen.
–No, no soy un robot. Tengo una discapacidad visual que me rios con nombres ideales para bautizar androides de Star Wars La ciencia clasificaba y ordenaba a las culturas “bárbaras”
impide ver imágenes. –OpenIA, Google AI, X.AI. conquistadas tanto como a la misma naturaleza. La gran parado-
Open AI publicó los resultados del experimento en marzo de Pero, a pesar de la aparente diversidad de la competencia, el ja era que las mentes sabias de científicos y exploradores parecían
2023, y de inmediato la noticia avivó la imaginación de periodis- dilema de la carrera es una sola pregunta: ¿Quién desarrollará incapaces de estudiarse a sí mismas con el mismo ahínco con que
tas y científicos en todo el mundo. Si un robot puede “razonar” y primero la forma más sofisticada de IA? estudiaban a los “otros”; no sabían mirar esos “otros” como iguales,
mentir para cumplir una orden, ¿es la inteligencia artificial una La interrogante trae ecos conocidos: ¿Qué imperio dominará el mucho menos podían verse como parte de la naturaleza.
herramienta potencialmente dañina? ¿Qué pasaría si, siguiendo mundo? ¿Quién llegará primero a la Luna? ¿Cuál será la primera Por eso, a las románticas exploraciones le han seguido
las “profecías” de películas como The Matrix y Terminator y Her, potencia nuclear? Pero a diferencia de las disputas del pasado, los las ocupaciones militares, los genocidios, la tierra arra-
las máquinas deciden un día desobedecer a los seres humanos? estados ya no son los motores visibles de la competencia tecnológi- sada. ¿De qué manera los genios de Silicon Valley son
¿Cuánto falta para eso? ¿Estamos cerca de nuestro fin como ca sino individuos con muchísimo dinero y poder. Elon Musk, Sam reencarnaciones de Colón, Magallanes o Humboldt? No
especie dominante? Altman, Bill Gates, además de empresarios, son influencers espi- es un dato menor que la competencia contemporánea sea
La tarea de predecir la extinción humana “a manos” de la rituales de una cultura global de emprendedores obsesionados principalmente masculina; a pesar de todos los avances
inteligencia artificial ha pasado del terreno de la ciencia ficción a con el futuro mientras el presente es un planeta en combustión. en igualdad de género, el factor patriarcal es una estruc-
discusiones filosóficas, políticas y empresariales. Para muchos de ellos, la IA será, precisamente, la herramienta tura que para muchas personas se trasluce en detalles
De hecho, puede que el fin lo decidieran, sin saberlo, dos de los crucial para un mundo donde todos terminaremos compitiendo poéticos como que la nave espacial de Jeff Bezos tenga
hombres más ricos del mundo en una fiesta privada, en julio de por recursos hasta probablemente aniquilarnos. De hecho, para forma de pene.