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nidad de la Sinaí estaba más preparada para atender a
los afectados. Los vecinos registraron los nombres de las
casi 450 personas que se alojaron en el centro, lograron
habilitar los 11 baños de lo que alguna vez fue un colegio,
reconectaron los servicios públicos y prepararon ollas
comunales para dar de comer a las familias.
“Yo ayudaba en la cocina y mi nieto hacía los mandados”,
recuerda Molina, quien también padeció los huracanes
Fifí y Mitch, en 1974 y 1998, respectivamente.
José Pineda era el encargado de ir a las tiendas porque
era uno de los pocos que podía recorrer sin problemas las
calles de la colonia. “Iba a las pulperías por las cosas que
la gente necesitaba porque a mí me conocen los mucha-
chos (maras o pandillas)”, comenta el adolescente, que
cursa séptimo grado.
En la Sinaí, al igual que en todos los barrios de la
Rivera Hernández, las pandillas controlan el ingreso y
permanencia en los territorios. Esa inseguridad, sumada
a la precariedad que inunda los callejones de tierra de
los barrios mellan los intentos por socorrer a personas de
otras zonas.
Por eso, al sobreponerse a las fronteras invisibles, los
vecinos de la Sinaí se han convertido en un ejemplo en
el sector. “Queremos garantizar el acceso humanitario
a todas las personas sin importar de dónde vengan”,
sentencia Castellón, madre de tres mujeres, que, como
ella, también han crecido en la Rivera Hernández.
Voluntarios del comité de emergencia local del albergue Emanuel ubicado en el Sector Rivera Hernández. ELIAS El trabajo de su comunidad se ha fortalecido en los
ASSAF (ACNUR) últimos tres años. Eta, Iota y Julia han hecho que los
LA COLONIA SINAÍ, UN REFUGIO afectado por eventos climáticos extremos, según el Banco
habitantes de la colonia se unan en el segundo país más
Mundial.
En su Informe de 2023 Sobre Clima y Desarrollo en
Honduras, se previó que entre 40.600 y 56.400 personas
PARA LOS DESPLAZADOS Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR.
se verán forzadas a movilizarse dentro del país para 2050
debido a los impactos del cambio climático. Esto se suma
a los 247. 000 desplazados internos, de acuerdo con la
CLIMÁTICOS EN HONDURAS acciones como las de los vecinos de la Sinaí y los ha
Para responder a ese panorama, ACNUR ha apoyado
ayudado a convertirse en un Comité de Emergencias
Locales (Codel) reconocido y avalado por la municipali-
dad de la ciudad desde enero de 2023.
Ese comité ya desarrolló un sistema de alertas tempra-
Los vecinos de una de las comunidades más vulnerables por la violencia y la pobreza en nas para responder a las catástrofes, de la mano de los
entes gubernamentales.
San Pedro Sula se organizan para ayudar a las víctimas de las tormentas “Buscamos establecer puentes entre la ciudadanía y la
institucionalidad”, explica José León Barrena, jefe de
operaciones de ACNUR en el país.
POR PAULA MEDINA La asesoría de la agencia para que los líderes de la
colonia dialoguen con la municipalidad ha hecho posible
que la comunidad del Sinaí le tienda la mano a gente de
ace poco más de dos años, mientras los huraca- “No estábamos preparados para responder a la emer- los barrios Villas Kitur, Los Callos, Cristo Viene y otra
nes Eta e Iota sacudían Honduras, una abuela gencia de Eta e Iota, pero abrimos el lugar para quien decena de zonas de la Rivera Hernández.
y su nieto alimentaban a centenares de damni- pudiera necesitarlo. Al final, tuvimos unas 500 personas Familias para las que muchas veces la ayuda
Hficados en un centro comunitario de la ciudad alojadas aquí”, cuenta la líder comunitaria Karla Caste- comunitaria es la única opción para sufragar la
de San Pedro Sula. llón, mientras recorre los pasillos del centro Emanuel, al crisis.
La colonia Sinaí, en la que aún viven Martha Molina, que llegaron unas cien familias con los enseres que salva- De hecho, en los últimos días, familias del asentamien-
de 72 años y José Pineda, de 13, es una de las pocas que no ron de los huracanes. to informal Cristo Viene como la de Guadalupe Pineda y
se inunda en el sector de Rivera Hernández, en el que la “Había una mujer que parecía un caballo halando de Tatiana Solórzano se han acercado para recibir alimen-
mayoría de los hogares sucumbe ante las tormentas, que una carreta. Iba sola con varios niños, arrastrando con tos al centro Emanuel, porque las lluvias de noviembre ya
cada vez acechan con más frecuencia. cuerdas las cosas que había sacado de su casa” recuer- los forzaron a abandonar sus hogares.
Ahora, mientras la zozobra de la comunidad crece ante da Castellón, con la expresión aún estupefacta ante la Al llegar, Castellón los recibe con bolsas de comida y
la amenaza de lluvias intensas durante el fin de año, memoria de esa imagen. kits de aseo. Las víctimas, una vez más, deben lamentar
Molina y su nieto se preparan para ayudar a los posibles La llegada inesperada de personas como esa madre la perdida de sus pertenencias. “Apenas nos estábamos
afectados en el centro Emanuel, que se ha convertido en hizo que los habitantes de la Sinaí organizaran una recuperando de Julia cuando pasa esto. La nevera que
un refugio seguro para las víctimas del cambio climático colecta rápida para brindar alimentos. acabamos de comprar ya no sirve para nada”, cuenta
en el sector gracias al trabajo de los vecinos de la Sinaí. Esa solidaridad permitió que las víctimas se refugia- Pineda, entre sollozos.
La colonia, que debe su nombre a un monte sagrado ran de la inclemencia de las lluvias. En aquel entonces, En la Rivera Hernández, la población no cuenta con
según la historia bíblica, representa una esperanza para las ayudas llegaban improvisadamente y personas los bordos de contención apropiados para protegerse
los pobladores de Rivera Hernández, uno de los secto- como Castellón y Molina se iban de madrugada para sus del desbordamiento de ríos como el Ulúa, Chamelecón y
res más pobres y violentos de esta ciudad industrial de casas tras atender a los damnificados, sin saber que dos aguas pluviales durante los temporales de lluvias. Los
Honduras. años después se encontrarían con un escenario similar habitantes temen cada vez que el agua toca su puerta.
Los vecinos del barrio han construido, sin anticipar- durante la tormenta Julia. La misma agua que hace que Castellón y Molina aguar-
lo, una estructura de apoyo para las tempestades desde En esa segunda ocasión en la que el temporal arrasó con den la llegada de forasteros a su colonia, frente al centro
noviembre de 2020. otros cientos de viviendas en octubre de 2022, la comu- comunitario Emanuel. (El País, España)