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COMER EXCESO DE GRASAS EN FORMA visto, no tienen mucho que ver en esta relación.
Hasta hace poco tiempo, se había estudiado la prevalen-
DE ATRACÓN NOS PUEDE PREDISPONER cia del consumo de drogas en el caso de las personas que
sufrían trastornos de alimentación respecto a la población
A DESARROLLAR ALCOHOLISMO general, pero no teníamos mucha información sobre la
relación entre los atracones y el riesgo de beber de forma
problemática.
Hoy, sin embargo, hay algunos artículos muy reveladores
La mitad de las personas que han desarrollado una adicción que respaldan la idea de que el tipo de alimento y la forma
también tiene algún trastorno de la conducta alimentaria en que se consume juegan un papel crítico en el desarrollo
de los trastornos por consumo de alcohol.
Uno de esos artículos lo firman las doctoras Blanco-
Gandia y Montagut-Romero, de la Universidad de Zara-
POR OIHAN ITURBIDE goza, y la doctora Rodríguez-Arias, de la Universitat de
València. Se trata de la primera revisión que analiza los
n desintoxicación comíamos hasta reventar. No produce la liberación de dopamina en el sistema límbico. estudios más recientes con animales.
recuerdo un solo yonki que no se volviera loco por Tenga en cuenta que cuando aprendimos a caminar a Las investigaciones se centran en dos modelos de alimen-
los ultraprocesados, yo el primero. dos patas, todavía no teníamos acceso a los supermercados tación animal que modulan la función del sistema de
E Ahora, una revisión que analiza los estudios más y debíamos sobrevivir en contextos de muchísima escasez, recompensa que he mencionado antes: los modelos donde
recientes nos revela que los atracones de comida parecen así que nuestra biología se dedicó a gratificarnos cuando la rata tiene barra libre y los modelos donde el animal tiene
influir en nuestra vulnerabilidad a la hora de desarrollar encontrábamos comida más calórica. limitado el acceso a la comida.
una adicción. Mientras estaba ingresado en el centro de rehabilitación Pues bien, lo que se observó es que la barra libre dio como
Si usted ha estado alguna vez en un grupo de terapia por yo no sabía esto, aunque debí sospecharlo porque cada vez resultado un animal obeso y con síndrome metabólico,
adicciones, sabrá que es habitual que se hable de las dificul- que tenía ganas de consumir me daban un vaso de agua con mientras que limitar el acceso generó un patrón intermi-
tades que tenemos con la comida. azúcar. tente que se parece mucho a la dinámica del atracón.
Y es que resulta que la mitad de las personas que han Siempre pensé que ambas conductas —beber y comer de Es decir, lo relevante a la hora de desarrollar un tras-
desarrollado una adicción también tiene algún trastorno de forma disfuncional— eran el resultado de una dificultad torno por atracón no era la cantidad que se comía, sino la
la conducta alimentaria. enorme para regularnos emocionalmente. manera en la que se comía.
Esto no es extraño, puesto que el consumo de alcohol y Y algo de eso hay, pero hay todavía algo mucho más Otro estudio, a su vez, destacaba el hecho de que las ratas
el consumo de azúcar, por ejemplo, comparten las mismas llamativo: resulta que el atracón con alimentos ricos en que habían ingerido grasas mostraban una clara preferen-
vías en el cerebro: ambas ingestas nos hacen sentir gusti- grasas en la adolescencia puede servir como disparador en cia por el alcohol frente al agua, cosa que no pasaba con las
rrinín. el desarrollo de la adicción. que habían ingerido hidratos de carbono.
Eso es cosa de nuestro sistema de recompensa cuando se Y ojo, porque digo grasas y no carbohidratos que, por lo Finalmente, basándose en la bibliografía publicada, las
autoras dedujeron que la relación entre el trastorno por
atracón y los trastornos por consumo de sustancias es bidi-
reccional.
Es decir, los atracones pueden convertirse en una puerta
de entrada a la drogadicción y la adicción a las drogas, por
otro lado, puede terminar provocando varios trastornos de
la alimentación.
Los resultados no solo se han obtenido con modelos
animales, un estudio con 428 estudiantes universitarios
mostró una relación causal entre una dieta rica en grasas y
las conductas de atracón con un mayor consumo de alcohol.
Esto no es baladí teniendo en cuenta que, según el último
informe de la Organización Mundial de la Salud, la tasa
mundial de obesidad se ha duplicado en los últimos treinta
años, sobre todo en niños y jóvenes que se alimentan de
productos ricos en grasas y azúcares.
Un nuevo factor de riesgo
Estamos hablando de que podría existir un nuevo factor
de riesgo que no estábamos teniendo en cuenta a la hora de
estudiar, diagnosticar y tratar la adicción a las sustancias:
la manera de comer los alimentos ricos en grasas.
Lo que significa que usted, además de evitar que sus
hijos empiecen a beber muy pronto, observar el entorno
de amistades, lograr estimularlos con actividades de ocio
alternativas al botellón o enseñarles a regularse emocio-
nalmente, tendrá que observar cómo se alimentan. No
solo para detectar si es mucha o poca la comida basura que
ingieren, sino para identificar cómo la ingieren.
Aprovecho para meter una cuña: algunos relacionamos
los atracones con la obesidad, pero esto no funciona así:
muchas personas se dan atracones y no presentan obesidad
y la mayoría de personas con obesidad no se da atracones.
Tenga en cuenta que el cerebro de sus hijos está apren-
diendo y mientras su sistema de recompensa —el que le
dice “eso te encanta y quieres más”—está ya completa-
mente desarrollado, su corteza prefrontal —la que le dice
“eso no te conviene”— está todavía en pañales. Y ante esta
disyuntiva se produce el atracón.
Por tanto, nos enfrentamos a una situación en la que
ese tipo de comida está modulando la función cerebral y
el comportamiento de las generaciones que tendrán que
sostener las sociedades del futuro. (El País, España)