Page 12 - DiarioTiempo-01-09-23
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        LOS VIRUS ZOMBIS DESPIERTAN                                                                         de ámbar hubiera sido hielo, Crichton hubiese andado

                                                                                                            más cerca de la ciencia y también de la realidad, ya que
        DE NUEVO PARA CONVERTIR EL                                                                          hubiese sido posible rescatar el código genético de la
                                                                                                            sangre congelada.
                                                                                                              Esto es algo que resulta novelesco si atendemos a la
                                                                                                            pandemia reciente, pues, según parece, el permafrost (la
        MUNDO EN UNA PESADILLA                                                                              capa de suelo congelada de las regiones polares) se está
                                                                                                            derritiendo con el calentamiento global y, con ello, está
                                                                                                            despertando virus zombis que llevaban inactivos desde
                                                                                                            hace millones de años.
                                                                                                              Se sabe que el más antiguo es el Pandoravirus, microor-
        El calentamiento global no solo está derritiendo la capa de                                         ganismo infeccioso que pertenece a la familia de virus
        hielo, sino que, con ello, está despertando virus zombis que                                        gigantes y que llega a ser hasta 10 veces más grande que
                                                                                                            un virus común, pero no tan grande como un primo suyo,
        llevaban inactivos desde hace millones de años                                                      el Pithovirus sibericum que, según parece, debido a su
                                                                                                            tamaño se deja ver con una lupa de aumento.
                                                                                                            Hay que recordar el brote de

        Por MONTERO GLEZ                                  los fantasmas del miedo. Borrar la huella no va a ser fácil.   ántrax ocurrido en 2016 en la
                                                            Hemos vivido sumidos en una novela distópica en la que
               a reciente pandemia ha dejado a la gente temero-  se hace difícil pasar página.              tundra siberiana que mató
               sa. El temor es inevitable, como también lo es la   En ese plan, el asalto del recuerdo nos lleva hasta la
               sospecha ante la tos o el estornudo del que va en   novela Parque Jurásico, donde su autor, Michael Crichton,   a un buen número de renos y
                                                          ideó una trama a partir de un hecho biológico tan origi-
        Lel asiento de al lado, ya sea en el cine o en el vagón   nal como lo puede ser el rescate del ADN de dinosaurio a  que acabó con la vida de un
        de metro.
          Aunque haya cesado la alerta sanitaria, vamos a tardar   partir de la sangre de un mosquito conservado en ámbar   niño.
        lustros en superar los daños psicológicos del coronavirus.   durante millones de años.
          Todo dependerá de nuestra sensibilidad para achicar a   Algo que es científicamente imposible. Porque si en vez   Parece la trama de una película de serie B de esas que
                                                                                                            filmaba Roger Corman o que bien podría filmar Alex de la
                                                                                                            Iglesia.
                                                                                                              Con todo, puestos a ser realistas, hay que recordar el
                                                                                                            brote de ántrax ocurrido en 2016 en la tundra siberiana
                                                                                                            que mató a un buen número de renos y que acabó con la
                                                                                                            vida de un niño.
                                                                                                            El origen tuvo lugar en el
                                                                                                            permafrost derretido. Fue

                                                                                                            cuando, presuntamente,
                                                                                                            despertaron las antiguas

                                                                                                            esporas del Bacillus
                                                                                                            anthracis, cuerpos

                                                                                                            microscópicos celulares
                                                                                                            que habían permanecido

                                                                                                            dormidos en el cadáver
                                                                                                            congelado de algún reno

                                                                                                            que hubiese contraído la
                                                                                                            infección.

                                                                                                              No es por ser alarmistas, pero, atendiendo a lo sufrido
                                                                                                            por el coronavirus, no se pueden descartar nuevas pande-
                                                                                                            mias.
                                                                                                              Sobre todo, si se trata de un virus zombi que revive para
                                                                                                            asustarnos y pone a prueba nuestro temor cada vez que
                                                                                                            alguien estornuda cerca y le decimos “Jesús” o “Salud”,
                                                                                                            y no precisamente se lo decimos por costumbre, sino por
                                                                                                            una superstición que viene de tiempos remotos; desde la
                                                                                                            antigua Grecia, cuando el estornudo era la señal de que
                                                                                                            algo había entrado en el cuerpo y por cada estornudo se
                                                                                                            nombraba a Zeus.
                                                                                                              El cristianismo cambió el nombre a los dioses, pero el
                                                                                                            temor siguió manteniéndose.
                                                                                                              Lo demás ya es historia, sustancia de la que está hecho
                                                                                                            el tiempo cuando el tiempo ha dejado de pertenecernos.
                                                                                                              El  hacha  de  piedra  es  una  sección  donde  Montero
                                                                                                            Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular
                                                                                                            a la realidad científica para manifestar que ciencia y arte
                                                                                                            son formas complementarias de conocimiento. (El País,
        Imagen del 'Pithovirus sibericum'.JULIA BARTOLI / CHANTAL ABERGEL / IGS / CNRS / AMU.               España)
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