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Los agricultores son las piezas
medulares del nuevo desarrollo
La geopolítica de los alimentos y la del clima hacen de la región un territorio esencial para ofrecer las seguridades que el mundo demanda
POR IZABELLA TEIXEIRA MANUEL OTERO
a innovación tecnológica y la agenda climática
modelan al siglo XXI, mostrando el camino por el
que el planeta busca y encuentra soluciones hacia
Lun desarrollo armónico, asociado a la recuperación
de la naturaleza y el bienestar.
Esa senda exige seguridad alimentaria, hídrica, ener-
gética y climática, pilares y punto de partida para atacar
el hambre, la pobreza y la exclusión, y abordar cuestiones
esenciales para la paz y el desarrollo, como la salud, la
educación, el empleo y la convivencia social.
América Latina y el Caribe alberga el 46% del agua dulce
y el 50% de la biodiversidad del planeta.
Su vibrante sector agropecuario la constituye como
la región exportadora de alimentos más importante del
mundo y por lo tanto garante de la seguridad alimenta-
ria global, que además provee 14% de los empleos totales
y representa el 5% de su Producto Interno Bruto (PIB), con
una interacción cada vez más profunda con la ciencia, la
tecnología y innovación.
Esta nueva agenda ofrece a América Latina y el Caribe
un papel insustituible: el de ser, al mismo tiempo que una
gran potencia agroalimentaria y energética, un protago-
nista estratégico y principal en el combate, la mitigación
y la adaptación al cambio climático, la conservación y el
manejo sostenible de la biodiversidad y la naturaleza.
En ese marco, la agricultura sostenible y resiliente se
presenta como el sector más relevante para que nuestra
región, una zona del mundo sin conflictos armados, cons-
truya una visión estratégica común y ejerza un verdadero
liderazgo capaz de proveer soluciones climáticas, enten-
diendo que el aumento de la temperatura del planeta y los
eventos meteorológicos extremos dejaron de ser un asunto
estrictamente ambiental, que hoy deben ser tratados como
inherentes al desarrollo socioeconómico, la innovación y la
geopolítica regional y global.
Por eso, la geopolítica de los alimentos y la del clima hacen
de América Latina y el Caribe un territorio esencial para
ofrecer las seguridades que el mundo demanda, incluida la
bioenergética, de la mano de energías limpias que vienen
de la biomasa, ofreciendo un catalizador al desarrollo y una Eso significa promover un sector agropecuario sostenible, disponer de más alimentos con menos agua, menos ferti-
nueva agenda de integración que consolide nuestra densi- resiliente al clima y bajo en carbono, utilizando de forma lizantes, menos pesticidas y menos energía, disminuyen-
dad como región. intensiva y circular los recursos biológicos, reduciendo y do las emisiones de gases de efecto invernadero e incluso
Esa visión común exige estrategias ambiciosas y una reutilizando los desperdicios de los ciclos y cadenas produc- secuestrando carbono para convertir a la agricultura en
organización destinada a proveer soluciones utilizando tivas, hoy considerados valiosos bioinsumos, de modo de una herramienta para la mitigación.
ventajas comparativas innegables –sol, tierra, suelo, clima, convertir a nuestros territorios rurales en grandes fábricas Estas concepciones y estrategias, que incentivan la
agua, recursos naturales, biodiversidad y fotosíntesis- verdes, de alimentos sanos y nutritivos, de bioenergías, de modernización del sector agropecuario, la innovación de
para, desde esa base, agregar valor a nuestra producción e biomateriales y de probióticos, ofreciendo oportunidades la gestión pública y el comercio, alimentan y convergen con
iniciar el camino hacia una industrialización verde, inteli- de desarrollo inclusivo en los territorios rurales. la agenda de la descarbonización de la economía global, y
gente, inclusiva y sustentable. Significa también actuar sin complejos, asumiendo con ayudan a crear y ampliar capacidades locales mediante la
La diversidad de la región, que presenta al mismo tiempo decisión que la nueva agenda otorga carácter estratégico incorporación a la faz productiva de las dimensiones social,
vulnerabilidades, impronta innovadora, capacidad empre- y peso específico a las naciones latinoamericanas en el ambiental, tecnológica y científica.
sarial y una sociedad civil organizada y atenta, configura tablero global. Será necesario que la región, en la búsque- Como nunca, es tiempo de poner a los agricultores de
un mosaico para encarar exitosamente estos retos y apro- da de resiliencia y una reducción de su vulnerabilidad al América Latina y el Caribe en el centro de las políticas
vechar la oportunidad de construir una relación simbiótica cambio climático, acuerde una visión sobre las trayectorias climáticas y de la protección a la naturaleza.
entre agricultura y ambiente, dejando de lado estrategias de la adaptación. Ellos son las piezas medulares para este nuevo desa-
basadas en modelos tradicionales. Puertas adentro, la promoción de ese modelo de agri- rrollo, anclado en la gestión del conocimiento, la facilita-
El sector agropecuario debe seguir trabajando para cultura requiere nuevos y mejores entornos de políticas ción del comercio, la bioeconomía, la acción climática y el
participar de forma organizada en todos los foros de nego- públicas, investigación sistemática, innovación, empren- desarrollo territorial, aportando soluciones concretas a un
ciación ambiental y climática, en los que su posicionamien- dedores y capital, para encaminarnos a una eco-intensifi- planeta en crisis que grita y reclama por nuevos y compro-
to es necesario y vital. cación que permita producir más con menos uso de tierra, metidos liderazgos. (El País, España)