Page 55 - UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ICA
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Docente: Nathia Erika Castro Vilcapuma


                         Sonríe  dulcemente,  dándole  un  leve  apretón  a  mi  mano  que  descansa

                  sobre la mesa, eso quiere decir que esta apuntó de decir algo que siempre se ha

                  guardado o algo que va a confesar. Hemos pasado tanto tiempo solas que la

                  conozco como la palma de mi mano, como ella a mí.

                         - Desearía que tu padre nunca hubiese conocido a Sara.

                         Se levanta cabizbaja, pero al momento en  que lo hace su taza de café

                  resbala del borde de la mesa y extiendo las manos para al menos alcanzar la taza,

                  esperó el estruendo en el suelo de la cerámica esperó el estruendo en el suelo de

                  la cerámica rompiéndose, cierro los ojos con fuerza.

                         Pero nada sucede.

                         No hay ningún ruido, ni de la taza quebrándose, ni del exterior. Abro los

                  ojos  y  me  encuentro  con  algo  asombroso,  realmente  exasperante,  pero

                  asombroso. No hay nada que se mueva, ni que se escuche, la taza ha quedado

                  suspendida en el aire con el café saliendo de esta, pero no está derramado, esta

                  inmóvil.  Mamá  esta  parada  a  centímetros  de  mí  y  tiene  la  mirada  fija,  no

                  parpadea, no respira.

                         - ¿Mamá? -Digo, entrando en razón y asustándome en el instante.

                         - Está paralizada.

                         La voz a mis espaldas me hace girar con un sobresalto, hay una chica de

                  grandes ojos azules y una cabellera rubia que termina un poco más abajo de su

                  cintura, lleva como un tipo vestido largo totalmente blanco, no se le ven los pies,

                  por lo que 17 noto que está flotando. Grito asustado.

                         - ¿Quién eres?

                         - Me llamó Andalucía, vengo de... -Vacila un poco, luego me mira- Si te

                  digo, ¿me crees?

                         No contesto, mi lengua está trabada al igual que mi cuerpo, que está en

                  estado de shock.





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